Científicos argentinos identificaron el registro más antiguo de la garrapata Ixodes sigelos que se encontraba en los restos de alimentos no digeridos de una lechuza fosilizada. Los resultados del estudio –publicado en Journal of Parasitology–sugieren que esa especie de garrapata se estableció en la región Biogeográfica Andina hace aproximadamente mil años.
(11/10/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Investigadores del CONICET hallaron el registro más antiguo de la garrapata Ixodes sigelos que se encontraba en un bolo o restos de alimentos no digeridos generado por una lechuza en el Holoceno tardío (990 ± 35 años antes del presente). Los restos fósiles fueron encontrados en la cueva Las Máscaras, ubicada en el departamento de Belén, Provincia de Catamarca.
“La antigüedad de la larva (fase juvenil del desarrollo) hallada de Ixodes sigelos se estima en cerca de 990 años”, explicó una de las autoras del descubrimiento, la bióloga Juliana Sanchez, becaria doctoral del CONICET, del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE) de la Universidad Nacional de la Plata. Y agregó: “Ixodes sigelos es una especie de garrapata, endémica del cono sur de Sudamérica, que parasita principalmente a ratones en Argentina y Chile, en la región Biogeográfica Andina. En la Argentina se han hallado larvas, ninfas y hembras de esta garrapata asociadas a distintas especies de roedores en Hualinchay, Tucumán y en varias localidades de la Patagonia.”
Los resultados de este hallazgo fueron publicados en la revista científica Journal of Parasitology en la edición de agosto del presente año. “La larva estudiada presenta idénticas características morfológicas que los especimenes actuales”, destacó Sanchez. Y continuó: “Además de la larva, en el interior del bolo identificamos restos óseos correspondientes a una especie de ratón indeterminada del género Eligmodontia. Teniendo en cuanta los registros previos de asociación entre esta especie de garrapata y los roedores sigmodontinos (o ratones), es probable que la larva hallada en el interior del bolo fuera parásita del ratón ingerido por la lechuza.”
Pocas evidencias
En la actualidad los registros fósiles de garrapatas son escasos, “esto ha hecho difícil el planteo de hipótesis respecto del origen y evolución de este grupo de parásitos. En este sentido, los resultados obtenidos en el presente estudio son un valioso aporte para la reconstrucción de dichas hipótesis”, explicó la bióloga Juliana Sanchez. Y afirmó: “Las garrapatas son parásitos hematófagos (que se alimentan de sangre) de vertebrados terrestres y poseen la capacidad de transmitir microorganismos patógenos tanto a los animales silvestres y domésticos como al hombre. Es por eso que las investigaciones que involucran aspectos de la distribución geográfica, biología y ecología de estos parásitos, son necesarios y constituyen una valiosa herramienta para los estudios epidemiológicos.”
En este contexto, los resultados del trabajo publicado en la mencionada revista permiten corroborar la asociación entre la garrapata Ixodes sigelos y los roedores sigmodontinos, “como así también permiten sugerir que esta especie de garrapata se ha establecido en la región Biogeográfica Andina por lo menos hace alrededor de mil años”, concluyó Sanchez.
También participaron en la investigación los doctores Santiago Nava y Alberto Guglielmone, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, (Estación Experimental Agropecuaria Rafaela, Provincia de Santa Fe), Marcela Lareschi del CEPAVE, y Pablo Ortiz de la Cátedra de Paleontología de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, de la Universidad Nacional de Tucumán.
Bolo o egagrópila (restos de alimentos no digeridos) generado por una lechuza en el Holoceno tardío (990 ± 35 años antes del presente).
Créditos: CEPAVE – UNLP
El registro más antiguo de la garrapata Ixodes sigelos que se encontraba en los restos de alimentos no digeridos de una lechuza fosilizada.
Créditos: CEPAVE – UNLP
Juliana Sanchez, becaria doctoral del CONICET, del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE) de la Universidad Nacional de La Plata.
Créditos: CEPAVE – UNLP