Teniendo en cuenta el rol que cumplen los artrópodos en el sostenimiento de los ecosistemas y su papel como bioindicadores de cambios ambientales, un equipo de investigadores identificó la composición y estructura de la comunidad de esos insectos terrestres en la Península Valdés, Chubut. Hormigas, escarabajos y arañas dominan la escena.
(19/11/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Desde que era chico le asombraba ver a los artrópodos, esos “pequeños bichos tan raros y diferentes”. “Todavía recuerdo la fascinación que me producía, a mis ocho años de edad, ver como latigueaban esas cosas raras en la superficie del agua de mi pileta ‘Pelopincho’”, recuerda el doctor Germán Cheli, investigador del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT), Puerto Madryn, Chubut. Le despertaban tanto su curiosidad que “tenía una libretita donde anotaba todo lo que hacían. Con el tiempo me enteré que eran larvas de mosquito y, quizás por casualidad –o no–, estas fueron el objeto de mi primer ‘proyecto científico’ en la facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).”
Transcurridos ya unos cuantos años, el doctor Cheli realizó el primer estudio sobre la composición y estructura de la comunidad de artrópodos terrestres de Península Valdés cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Journal of Insect Science. En el trabajo, que se centró en el estudio de estos invertebrados que tienen su cuerpo y sus patas articulados, participaron también investigadores del Laboratorio de Ecología de Insectos del INTA Bariloche y de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
“Este fue el primer estudio basado en un muestreo intensivo y estandarizado cuyo objetivo específico fue describir la composición y estructura de la comunidad de artrópodos terrestres de Península Valdés. La comunidad estuvo dominada por hormigas, coleópteros y arañas, hecho que coincide con lo hallado en otras regiones áridas de Argentina y el mundo, siendo las especies más abundantes la hormiga Pheidole bergi y el escarabajo Blapstinus punctulatus”, señaló a la Agencia CyTA el doctor Cheli. Y agregó: “Teniendo en cuenta que la Península Valdés se encuentra bajo pastoreo ovino desde fines del siglo XIX, es probable que este disturbio este influenciando significativamente la distribución y abundancia de los artrópodos terrestres en la región.”
De acuerdo con el doctor Cheli, la riqueza y composición de una comunidad de artrópodos terrestres puede ser tomada como un reflejo cabal de la diversidad biótica (conjunto de seres vivos) y estructural de los ecosistemas áridos –tal es el caso de la Península Valdés- proveyendo así excelentes herramientas de conservación. “Sin embargo, los esfuerzos de conservación están generalmente dirigidos a preservar sólo especies que el hombre considera valiosas, siendo los artrópodos terrestres frecuentemente subestimados o relegados. Debido a su importancia numérica y a sus diversos comportamientos e interacciones ecológicas, incluir a los artrópodos en los programas de conservación puede favorecer también la supervivencia a largo plazo de otros ensambles de especies carismáticas”, señala el especialista.
Las especies carismáticas son aquellas que por alguna característica relevante, “por ejemplo su ‘belleza’ son valoradas por la sociedad en general. Frecuentemente son especies de mamíferos ‘parecidos’ al humano (como los gorilas y otros monos) o especies consideradas “buenas” (como los delfines y ballenas). Esto hace que otras especies muy diferentes al humano, como los insectos y arácnidos, sean en general menospreciadas o consideradas dañinas”, destacó el investigador del CONICET.
Muestras representativas
Cheli y sus colegas realizaron un muestreo (recolección de artrópodos) en cuatro campos incluyendo las dos unidades ambientales más representativas del Área Natural Protegida Península Valdés. “Obviamente que la escala de análisis es una cuestión importante que debe ser tenida en cuenta al momento de extrapolar cualquier resultado biológico, sin embargo, dada la gran uniformidad del área, nuestros resultados se pueden extrapolar a escala regional sin demasiado error al resto de la reserva”, destacó el autor principal del estudio.
Si bien los artrópodos cumplen importantes roles en todos los ecosistemas del mundo, su protagonismo es especialmente relevante en los desiertos. “En estos ambientes, los artrópodos llevan adelante importantes procesos a nivel ecosistémico (como por ejemplo la descomposición de la materia orgánica) que en otros ecosistemas más húmedos realizan otros grupos animales (como las lombrices por ejemplo). Los artrópodos pueden cumplir con estos roles debido a que son menos sensibles a la escasa disponibilidad de agua y a las condiciones térmicas extremas del ambiente que aquellos otros grupos animales”, subrayó el investigador de CENPAT. Y continuó: “Al mismo tiempo, los artrópodos tienen gran abundancia y riqueza de especies, formando una parte integral de estos ecosistemas al intervenir en todos los niveles de las redes tróficas y ocupando una inmensa variedad de nichos tróficos. Como ejemplos pueden citarse sus roles en dinámica, estructura y fertilidad de los suelos, polinización y ciclo de nutrientes.”
Indicadores de cambios ambientales
Los artrópodos terrestres exhiben una rápida respuesta a los cambios ambientales, siendo capaces de identificar anomalías muy finas. “Incluso son capaces de detectar variaciones que pasarían desapercibidas si se utilizara a la vegetación o a los vertebrados como únicos indicadores”, destacó Cheli. Y continuó: “En este contexto, otro proyecto de investigación que realice fue estudiar el efecto del pastoreo ovino sobre la comunidad de artrópodos terrestres en Península Valdés. Hallé que estos animales son muy buenos indicadores de disturbios por pastoreo, especialmente los coleópteros (escarabajos) y las hormigas. Hay algunas especies que se benefician con el pastoreo por lo que aumentan mucho su abundancia en los sitios más perturbados, mientras hay otras que se perjudican y están sólo en los sitios donde no hay pastoreo o donde su intensidad es muy baja. Incluso hay otros artrópodos que aumentarían sus abundancias ante intensidades intermedias de pastoreo.”
En la actualidad el doctor Cheli está comenzando dos nuevos proyectos que involucran a los escarabajos como indicadores ambientales, uno como indicadores de desertificación y otro como indicadores de contaminación por residuos sólidos urbanos.
Los artrópodos terrestres representan un gran porcentaje de la biomasa total de los ecosistemas áridos, tienen una alta diversidad de especies, múltiples interacciones ecológicas y son muy sensibles a los cambios ambientales. “Debido a esto el desarrollo de líneas de investigación tendientes a dilucidar los principales factores ecológicos que gobiernan la dinámica de estas comunidades de artrópodos, contribuirá a conocer más el funcionamiento de los ecosistemas áridos extra-andinos, redundando así en mejores estrategias de conservación”, afirmó Cheli. Y concluyó: “Este aspecto incluiría tanto incrementar las probabilidades supervivencia de otras especies amenazadas carismáticas (como algunas especies de aves y mamíferos de la estepa patagónica y el monte), como así también el esclarecimiento de otros procesos ecológicos intrínsecos del ecosistema, como por ejemplo el reciclado de la materia orgánica.”
Área norte de Península Valdés
Créditos: Gentileza Germán Cheli