Serie reeditemos conocimientos / Estados y electricidad.
(05/01/11 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por María Cristina Chaler)-. Los átomos pueden unir entre sí según la cantidad de electricidad que poseen y formar moléculas con variadas propiedades, que a su vez se mostrarán como sustancias muy distintas entre sí y en estados diferentes que pueden ser: sólido, líquido y gaseoso.
La unión entre moléculas genera los diferentes estados y ello también depende de la electricidad. A las moléculas las podemos visualizar como un conjunto de núcleos positivos rodeados de electrones. La mayor o menor atracción entre ellas dependerá de la forma que posea esa nube negativa.
Los electrones no se atraen entre sí, por el contrario tenderán a posicionarse en el espacio en zonas en donde la repulsión sea mínima, pero como son carga eléctrica en movimiento generan campos magnéticos que favorecen el acercamiento de algunos y el alejamiento de otros. De modo que se colocan formando una nube característica de cada sustancia, que puede ser simétrica o no, dependiendo de la geometría molecular. Cuando la molécula posee una nube asimétrica, se formarán los llamados dipolos permanentes, es decir zonas con poca cantidad de protones o cargas positivas y otras con alta densidad de electrones o cargas negativas.
Como una sustancia está formada por millones y millones de moléculas, éstas se atraerán entre sí a través de sus dipolos. Cuanta más atracción haya, más juntas estarán en el espacio de modo que se verán favorecidos los estados líquido o sólido.
¿De qué depende que sea uno o el otro?
Si a pesar de la atracción, las moléculas se pueden mover con cierta facilidad, la sustancia será líquida, si las moléculas ocupan lugares fijos en el espacio, determinados por una cierta geometría, con movilidad escasa y fuerzas de atracción muy intensas se conformará el estado sólido.
Las moléculas, que tienen una nube electrónica simétrica serán no polares y no se atraerán, se moverán libremente y la sustancia se presentará como un gas.
Ampliemos algo más
El estado de una sustancia no sólo depende de la polaridad molecular sino también de la influencia de la presión atmosférica y de la temperatura. Cuando la presión aumenta se favorece la atracción molecular y ello genera tendencia al estado líquido y al sólido; el gaseoso predominará a baja presión.
Cuando baja la temperatura, las moléculas tendrán menor energía y en consecuencia menor movimiento y esto también favorecerá la tendencia al sólido o al líquido. El agua a temperatura ambiente se presenta como líquido, pero una vez colocada en el refrigerador, cuando alcanza temperaturas por debajo de cero grado (punto de fusión) se solidifica; al calentarla, llegando a los 100 grados (punto de ebullición) comenzará a “hervir” y sus moléculas serán capaces de vencer la presión que ejerce la atmósfera, se desprenderán de la masa líquida y pasarán al estado gaseoso.
Conocer los fenómenos de la naturaleza, amplia nuestra mirada y nos hace un poquito más sabios.