El aumento de la temperatura y de las precipitaciones incrementan la cantidad de parásitos de moscas en una gran variedad de pichones de aves, afectando su crecimiento e incluso ocasionándoles la muerte. El hallazgo, que tuvo lugar en la Reserva Natural de la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja que la Universidad Nacional del Litoral tiene en la ciudad de Esperanza, en la provincia de Santa Fe, ha propiciado la implementación de medidas de conservación.

(31/08/11 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-.  Un estudio científico realizado en la provincia de Santa Fe revela que el aumento de la temperatura y de las precipitaciones –variables vinculadas al cambio climático- aumentan la cantidad de parásitos de moscas en  una gran variedad de pichones de aves. De acuerdo con el trabajo –publicado en la revista científica Journal of Zoology – en algunos casos los parásitos provocan la muerte de las aves mientras que en otros, el efecto se traduce en un menor crecimiento.

“Hace unos años nos interesamos en un varios casos de miasis subcutáneas (presencia de larvas de mosca bajo la piel) padecidos por pichones de aves de nuestra zona. Martín de la Peña, ornitólogo de muchos años de trabajo en la región, nos comentó que él percibía que cada vez veía con más frecuencia este parasitismo. Comenzamos por hacer un muestreo para identificar el parásito y las especies hospederas preferenciales”, señaló a la Agencia CyTA el autor principal del estudio, el doctor Pablo Beldomenico, investigador del CONICET, profesor de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral, y epidemiólogo especialista en vida silvestre del Programa de Salud Global para América Latina de la Wildlife Conservation Society (WCS). 

Las moscas que parasitaban en las aves estudiadas correspondían a la especie Philornis torquans. “Philornis es un género de moscas. Muchas especies de este género durante su estadio larvario provocan miasis en los pichones de aves; es decir, las larvas de estos insectos son parásitos obligados de las crías de aves.”

El cambio climático y la salud de las aves 

El estudio, dirigido por el doctor Beldomenico, se llevó a cabo en la Reserva Natural de la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja que la Universidad Nacional del Litoral tiene en la Ciudad de Esperanza (Santa Fe). “Comenzamos estudiando la comunidad de aves del área, totalizando 41 especies. Philornis parasitó a 19 de ellas, y de éstas las más parasitadas han sido el Benteveo (Pitangus sulphuratus), el Espinero chico (Phacellodomus sibilatrix) y el Espinero grande (Phacellodomus ruber). Las especies de moscas que se han encontrado en esta región fueron Philornis torquans y Philornis seguyi. Paralelamente, estudios genéticos preliminares de estas moscas  estarían indicando que ambas especies en realidad son una sola. Se pensaba que eran diferentes en base a distinciones morfológicas muy sutiles. Los resultados de este hallazgo están en preparación para darlos a conocer”, destacó el investigador del CONICET.

Durante la investigación, Beldomenico y sus colegas constataron que el incremento de la temperatura mínima y de las precipitaciones tuvo una importante influencia en el parasitismo, provocando un aumento en la cantidad de larvas que parasitaba a los pichones. “Esto concuerda con estudios experimentales, donde el incremento de estas variables está relacionada positivamente con la fecundidad de estos insectos”, destacó el científico. Y agregó: “También investigamos los efectos del parasitismo en los pichones. Utilizando un análisis multivariable que incluía factores asociados a la mortalidad y al parasitismo. Encontramos que cuanto más larvas de Philornis tenía un pichón, más chances tenía de morir en los dos días siguientes, y si sobrevivía ese período, el efecto se traducía en su menor crecimiento”. 

Poner a prueba una hipótesis de que el cambio climático influencia en el parasitismo que sufren las aves llevaría a estudios de largo plazo, asegura Beldomenico. Y prosigue:  “Hoy día ni siquiera podemos afirmar que hay más de este parásito que antes, porque sólo contamos con evidencia anecdótica. Se comenzó entonces a recopilar información en forma sistemática, y así sumar varias temporadas reproductivas consecutivas que permitan establecer si existe una tendencia y también investigar si la variación interanual en el parasitismo tiene relación con la variación interanual en el clima. Ya vamos por el quinto año de muestreo, y la tendencia hasta ahora es que en años lluviosos hay muchos más parásitos. Mientras tanto, también investigamos la variación intraanual. Semana a semana, seguimos a la comunidad de pichones, y vemos si semanas más o menos lluviosas son seguidas por mayor o menor parasitismo.”

Por otra parte el investigador destacó que en la actualidad también están investigando el papel que cumple el punto de rocío y la humedad en la presencia de parásitos en las aves. “La evidencia recopilada no es aún confirmatoria, pero resulta lógico inferir que, por los mecanismos mencionados, aumentos en la temperatura y precipitación podrían producir un aumento del impacto que estos parásitos tienen sobre sus hospedadores. En algunas regiones de Argentina, como la de nuestro estudio, la tendencia climática ha sido de mayores temperaturas y precipitaciones, y las proyecciones anticipan más aumentos de estas dos variables.”

Evidencia científica para la acción

Un objetivo primordial de la investigación liderada por el doctor Beldomenico es generar información. “Entender más sobre los procesos biológicos que gobiernan interacciones como las estudiadas genera información útil para implementar medidas que apunten a la anticipación y mitigación de problemas de conservación, por un lado, y por otra parte nos vuelve conscientes sobre lo que está pasando tal vez como consecuencia de la actividad humana”, afirma el autor del estudio.

Si bien en el trabajo publicado se estudia y se reúne evidencia científica de una interacción parásito-hospedador en particular, muchas conclusiones podrían extrapolarse a otras situaciones, tales como el incremento en la abundancia y/o distribución de otros artrópodos similares, como por ejemplo Dermatobia hominis, mosca que frecuentemente produce miasis en los animales domésticos y en humanos.  “Esto puede acarrear problemas no sólo en las especies silvestres, sino también en la salud pública y en las producciones agropecuarias”, advierte Beldomenico. Y agrega: “Es por esto que se requiere la toma de conciencia, en todos los órdenes de la sociedad, para mitigar las causas que producen el cambio climático, debiendo actuar de manera local. Además, el cambio climático es sólo uno de los componentes del cambio ambiental global, del que también son parte la contaminación y la pérdida de los ambientes naturales. Estas tres partes interactúan provocando mayor pérdida de la biodiversidad, en detrimento de la salud.”

El trabajo sobre Philornis, conservación de aves y cambio climático se sigue realizando y tiene su asiento en el Laboratorio de Ecología de Enfermedades de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). “Nuestro proyecto es interdisciplinario. Participan veterinarios, ecólogos, parasitólogos, ornitólogos, biotecnólogos, inmunólogos, y un especialista en sistemas y señales de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, encargado de la realización de modelos matemáticos que expliquen desde la teoría las dinámicas de las poblaciones de Philornis y de las aves”, puntualizó Beldomenico.

 FOTO PAPER SANTA FE

 

 

 

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Una investigación revela que el aumento de la temperatura y de las precipitaciones aumenta la presencia de parásitos en aves de la Reserva Natural de la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja que la Universidad Nacional del Litoral tiene en la Ciudad de Esperanza, en la Provincia de Santa Fe.

Créditos: Pablo Beldomenico