Autoridades nacionales e internacionales de salud abogan por el uso prudente de antibióticos para evitar el desarrollo de bacterias cada vez más resistentes. El problema es suficientemente severo como para que muchos expertos consideren incierto el valor de las terapias antibióticas existentes a lo largo de los próximos cien años. Los antibióticos llegan también al organismo humano a través del consumo de carnes y leches.
(10/08/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-. Desde su descubrimiento hace poco más de medio siglo, los antibióticos han servido para salvar millones de vidas, escriben en un artículo publicado en la edición de abril de este año de la revista científica THE LANCET, el experto de la Organización Mundial de Salud, el doctor Jean Carlet, y un equipo de colegas de diferentes instituciones científicas.
En ese mismo artículo, los especialistas indican que muchos individuos -entre ellos compositores y escritores ilustres como Schubert, Mahler, Mozart y Wilde- murieron en forma prematura en la era “pre-antibiótica” a causa de infecciones bacterianas que en la actualidad son tratables. Asimismo destacan que si bien los antibióticos son fármacos únicos, su empleo irracional está reduciendo su eficacia para combatir a las bacterias, las que se están volviendo cada vez más resistentes. Por este motivo no llama la atención que los autores del texto hayan titulado su artículo “El fracaso de la sociedad para proteger un recurso precioso: los antibióticos”.
En una entrevista realizada por el diario The New York Times en 1945, Alexander Fleming, quien obtuvo ese año un Premio Nobel por su descubrimiento del primer antibiótico -la penicilina- advirtió que el abuso de dicho fármaco podría ocasionar bacterias resistentes. Confirmando esta predicción, comenzó a surgir una resistencia a los pocos años de la introducción generalizada de la penicilina. Hoy en día la resistencia a los antibióticos para tratar enfermedades como la tuberculosis o infecciones respiratorias y urinarias, entre otras, ha llegado a niveles preocupantes.
“El problema es suficientemente severo como para que muchos expertos consideren incierto el valor de las terapias antibióticas existentes a lo largo de los próximos cien años. No obstante, algunos especialistas creen que con un cambio de la tendencia actual, estos fármacos podrían volver a cumplir su función original”, afirmó a la Agencia CyTA el doctor Guillermo Ricardo Lossa, Director del Programa Nacional de Vigilancia de Infecciones Hospitalarias de Argentina y del Instituto Nacional de Epidemiología (INE) “Dr. Juan H. Jara” -ANLIS MALBRAN. Y agregó: “Es importante ser muy prudente en el uso de los antibióticos. Se los debe utilizar sólo cuando sean necesarios y para los microorganismos que consideramos que están produciendo la enfermedad. También es importante tomarlos en las dosis útiles para el lugar donde deben actuar y durante un tiempo suficiente para lograr el efecto deseado. Cuando esto no se cumple los microorganismos pueden transformarse en resistentes al antimicrobiano utilizado.”
¿Por qué las bacterias se vuelven resistentes? “Existen distintos mecanismos por los que una bacteria puede volverse resistente a un antibiótico”, señala el doctor Rodrigo Sieira, investigador de CONICET en el laboratorio de Genética y Bioquímica de Rhizobacterias en la Fundación Instituto Leloir. Y continua: “Las bacterias son organismos unicelulares que se reproducen a gran velocidad, generando una progenie de millones de individuos en períodos de tiempo relativamente cortos. Si se usan antibióticos en forma irracional y en cantidades exageradas esos microorganismos responden a esa ‘agresión’ mediante una especie de ‘selección artificial’. Esto es, algunas de estas bacterias pueden tener mutaciones genéticas que las vuelven inmunes a los antibióticos. Al sobrevivir se reproducen y crean otras variedades que se van volviendo también más resistentes a medidas que son ‘atacadas’ en forma sistemática por esos fármacos”.
Los antibióticos no generan resistencia. “Lo que sucede es que las bacterias portadoras de mutaciones genéticas son resistentes en forma previa, aunque nunca haya sido expuesta al antibiótico. Al aplicar el antibiótico, las bacterias que portan mutaciones, que las hacen resistentes, tendrán una ventaja adaptativa con respecto al resto”, destaca Sieira. Y prosigue: “Como dije antes, en forma análoga a la selección natural, aquí se producirá una selección artificial, las bacterias portadoras de la mutación sobrevivirán y el resto morirá. Las probabilidades de que ocurra este tipo de generación de bacterias resistentes aumentan cuando no se aplica en forma adecuada un tratamiento con antibióticos. Si no se respeta la duración del tratamiento o el tiempo transcurrido entre tomas, el antibiótico no llegará a tener la concentración efectiva necesaria y se pueden seleccionar artificialmente bacterias que posean una resistencia parcial, las que pueden actuar como sustrato para la acumulación de mutaciones que generen bacterias con una resistencia mayor.”
Por otra parte el investigador del CONICET describe otros casos en que una bacteria resistente puede transferirle determinadas moléculas de “defensa” a otras bacterias sensibles a los antibióticos por lo que se vuelven inmunes. “Es como si compartieran sus ‘lanzas de defensa’ con otras bacterias ‘desarmadas’”, explica Sieira. Y continua: “Este tipo de generación de cepas resistentes ocurre cuando aumenta la probabilidad de que distintas cepas o especies bacterianas entren en contacto, por ejemplo en brotes hospitalarios a partir de pacientes sometidos a tratamientos prolongados con antibióticos”.
Uso racional de antibióticos
Para evitar el desarrollo de cepas bacterianas resistentes, el doctor Lossa destaca la necesidad de que los antibióticos se administren en forma responsable y racional. “Todos tenemos un cierto grado de responsabilidad en el uso adecuado de los antimicrobianos. Por un lado los fabricantes deben producir antibióticos de buena calidad. Los médicos debemos recetarlos de acuerdo con las dosis y los tiempos adecuados y cuando estamos seguros de que son necesarios y serán efectivos en el lugar donde se está produciendo una infección”, subrayó el especialista. Y continua: “Los pacientes también son actores importantes para evitar el desarrollo de bacterias resistentes. Al tomar los antibióticos deben hacerlo siempre bajo prescripción de un médico, no tomarlos ‘porque nos parece’ o recurrir a empleados de farmacias o personal no médico.”
Otra causa que estimula la producción de la resistencia de los microorganismos a la acción de los antimicrobianos proviene de la cría de animales. “Al criador le sale más rentable tratar de forma preventiva a su rebaño dándole alimentación que contenga antibióticos y otros medicamentos. Asimismo algunos antibióticos permiten reducir la cantidad de alimento y favorecen el crecimiento”, destacó el doctor Lossa. Y agregó: “Los animales que consumen antibióticos pueden generar bacterias resistentes, las que podrían llegar al humano si no se procesan bien las carnes. Lo más importante es que pueden llegar también antibióticos al organismo humano si los animales se faenan antes de los 15 días de suspendido los antibióticos o por la leche en el caso de las vacas lecheras y esos antibióticos en bajas dosis puede generar bacterias resistentes en los consumidores.” En este sentido, Lossa destaca la importancia de modificar hábitos en este sector de la producción para frenar la farmacorresistencia de los microorganismos.
¿El fin de los antibióticos?
La realidad es que hoy existe una gran preocupación mundial por la multirresistencia a los antibióticos, destaca Lossa. Y agrega: “El mal manejo y la dosificación inadecuada de estos fármacos han transformado a la población bacteriana de tal modo que muchos antibióticos han perdido parcial o totalmente su eficacia. Esto ha generado la necesidad de desarrollar tratamientos cada vez más costosos y con mayores efectos adversos para el ser humano.”
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) muchos de los avances terapéuticos del siglo pasado podrían perderse debido a la propagación de la resistencia a los antimicrobianos. “La consecuencia es que muchas enfermedades infecciosas podrían volverse incontrolables y extenderse rápidamente por todo el mundo”, destaca ese organismo internacional en su portal.
La preocupación por este tema hizo que durante el Día Mundial de la Salud 2011 (celebrado el 7 de abril) la OMS alertara la necesidad de desarrollar políticas de salud destinadas a fortalecer la lucha contra la amenaza que supone la farmacorresistencia.
Para el doctor Lossa el conocimiento global del problema de la resistencia a los antibióticos debería ser una prioridad en las políticas sanitarias. “Las Autoridades Sanitarias y los profesionales de la salud en todo el mundo deben reducir el consumo de antibióticos y actuar lo antes posible para evitar que algunas bacterias multirresistentes se vuelvan endémicas”, enfatiza. Y prosigue: “Todos tenemos que actuar para cambiar esta situación, médicos, enfermeros, veterinarios, farmacéuticos, agrónomos, técnicos, productores, Organizaciones Gubernamentales y no Gubernamentales y principalmente los ciudadanos”, concluye el director del Programa Nacional de Vigilancia de Infecciones Hospitalarias de Argentina.
Si bien los antibióticos son fármacos únicos, su empleo irracional está reduciendo su eficacia para combatir a las bacterias.
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En una entrevista realizada por el diario The New York Times en 1945, Alexander Fleming, quien obtuvo ese año un Premio Nobel por su descubrimiento del primer antibiótico -la penicilina- advirtió que el abuso de dicho fármaco podría ocasionar bacterias resistentes.
Créditos: National Media Museum/SSPL