Los vegetales americanos están siendo cada vez más estudiados por sus capacidades curativas y cosméticas. Si bien en la actualidad hay fármacos y otros productos basados en vegetales nativos, todavía hay mucho por descubrir.
(30/09/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir / Comunicación Científica UNL. Por Fernando López)-. Un dolor en las articulaciones puede ser aliviado con un derivado de la nuez pecana, mientras que el colesterol podría ser tratado con el extracto de una flor. ¿Remedios caseros de antaño? No, simplemente ciencia que indaga en nuevas propiedades de productos nativos abundantes de América y en los que cada vez más están poniendo su atención las empresas.
De esa situación dio cuenta el ingeniero en Alimentos Luis Cisneros-Zevallos, investigador de la Texas A&M University, que visitó el Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA) de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). “En México, Centroamérica, la región andina e incluso en el Amazonas hay muchísimos cultivos que no han sido estudiados completamente, a pesar de que hay una tendencia a revalorizarlos y darles nuevos usos. Somos como pobres sentados en sillas de oro”, opinó.
Este científico peruano que trabaja desde hace años en Texas, explicó que en Estados Unidos ya las empresas están buscando productos nuevos asociados a la salud.
“Los usan en cosmética, por ejemplo, o en el caso de alimentos funcionales, para suplementos dietéticos e incluso para farmacéutica. A la vez, hay un gran interés de los agricultores por encontrar nuevos mercados. La forma de hacerlo es por medio de los estudios de los perfiles de los compuestos químicos presentes, así como su utilización en sistemas modelos celulares que reflejen cuestiones asociadas a alguna enfermedad crónica”, detalló.
Historias de frutos, flores y papas
El investigador resaltó que existen numerosos ejemplos de frutas que están siendo redescubiertas. Un caso muy estudiado por su equipo en Texas es el de las propiedades de los carozos de ciruelas, duraznos y nectarinas. “Mostramos que tienen compuestos químicos con efectos selectivos que puede inducir la muerte celular en casos como el cáncer, y sin hacer efecto en las células normales. Esto abre la posibilidad de poder estudiar esos frutos con más profundidad en sistemas animales e inclusive hacer estudios clínicos”, adelantó.
Por otra parte, otros estudios realizados sobre pecanas, un tipo de nueces muy cultivado en Texas, Nuevo México, Georgia y Louisiana, develaron que poseen altos contenidos de taninos con propiedades antiinflamatorias. Esto abre toda una gama distinta de usos, que van desde la cosmética hasta el tratamiento de la inflamación crónica.
Incluso la revalorización llega a las flores. Por ejemplo, la de Jamaica, introducida en Centroamérica y México y muy utilizada para infusiones y extracción de colorantes, posee antocianinas con alto poder antioxidante. “También inhiben la oxidación del colesterol malo, uno de los factores que influyen en la arterioesclerosis”, aseveró Cisneros-Zevallos.
Las papas son otro ejemplo. Sólo en Perú, que es un gran centro de biodiversidad, hay cerca de 4 mil genotipos que prometen y esperan ser estudiados con más profundidad. “Otros tubérculos como la mashua, de la que hay cerca de 1.500 genotipos, tiene propiedades anticancerígenas. En el Amazonas, en Centroamérica y México pasa lo mismo con muchas especies nativas”, afirmó.
Información disponible
Pero no es que las potencialidades de los productos nativos sean algo novedoso, muchos fármacos se fabrican a partir de ellos. “La información está allí disponible, pero toma tiempo. Lo bueno es que ya hay una tendencia al cambio”, apuntó Cisneros-Zevallos.
“Muchas industrias están captando las nuevas tendencias e incorporando esos productos a los alimentos, creando nuevas líneas de comidas funcionales, suplementos dietéticos e incluso cosméticos. Son mercados emergentes y crecientes. En América Latina tenemos mucho material que no ha sido estudiado en su real dimensión”, culminó.
Los tubérculos como la mashua, de la que hay cerca de 1.500 genotipos, tienen propiedades anticancerígenas, afirma Luis Cisneros-Zevallos, investigador de la Texas A&M University.
Créditos: Comisión Nacional contra la Biopiratería (Perú)