Pese a que la teoría de la Relatividad de Einstein sostiene que nada en el Universo puede superar la velocidad de la luz, la reciente experiencia con un acelerador subterráneo de partículas en Europa parece contradecir esa premisa. Para los científicos argentinos, es necesario tomar los datos con cautela.
(21/10/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. La teoría de la relatividad de Einstein establece que nada puede superar la velocidad de la luz, sin embargo un reciente estudio científico parece cuestionar esta premisa. Mediante el empleo de un detector subterráneo, un equipo de científicos observó a fines de septiembre que los neutrinos (partículas elementales de escasa masa) eran más veloces que los fotones o partículas de luz. La investigación fue conducida por Dario Autiero – científico del Centro de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS, según sus siglas en francés) y del Instituto de Física Nuclear de Lyon, en Francia- y el anuncio de estos resultados, que causaron conmoción, fueron publicados en un comunicado de prensa del CNRS.
Los doctores María Teresa Dova y Alejandro Szynkman, investigadores del CONICET en la Universidad Nacional de La Plata, indicaron que se trata de un experimento donde los neutrinos, producidos a partir de un acelerador de partículas llamado SPS, son regularmente lanzados a través de los Alpes a lo largo de 730 kilómetros: desde el CERN (Organización Europea de Investigación Nuclear) en Suiza hacia el laboratorio Gran Sasso, en Italia, donde algunos de los neutrinos son colectados por el detector Opera. “El experimento fue diseñado para medir cómo los neutrinos cambian las propiedades en ese trayecto. Además poseen GPSs muy precisos que permiten medir posiciones y tiempos, por lo que se puede determinar la velocidad de esos neutrinos”. Y agregaron: “Sorprendentemente, las medidas realizadas sugieren que los neutrinos llegan antes de lo esperado, esto es, viajan a velocidades mayores a la de la luz.”
De acuerdo a las mediciones realizadas por Autiero y sus colegas, la luz tardó 2,4 milisegundos en recorrer 730 kilómetros y los neutrinos llegaron 60 nanosegundos antes. En otras palabras, es como “si los neutrinos hubiesen dejado a los fotones 20 metros atrás cuando llegaban a la meta”, señalaron Dova y Szynkman.
La observación con detectores de los neutrinos es difícil porque estas diminutas partículas subatómicas, cuya masa representa una milmillonésima parte de la masa de un átomo de hidrógeno, casi no interactúan con las otras que forman la materia. “Miles de millones de neutrinos nos atraviesan constantemente, originados en la radioactividad natural en el suelo y en el Universo primitivo o llegando desde el Sol, donde se producen copiosamente”, indicó la doctora Dova, quien dirige un grupo de investigación que participa en el Experimento Atlas del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) cuyo objetivo es descubrir partículas y las fuerzas presentes en los primeros instantes del Universo después del Big Bang.
Pero los neutrinos detectados en el experimento OPERA son singulares y sorprenden por una razón primordial: la Teoría Especial de la Relatividad, el pilar que sustenta las leyes fundamentales que gobiernan el movimiento de los cuerpos, no admite la existencia de partículas moviéndose a velocidades mayores que la de la luz en el vacío. “Si la existencia de neutrinos supralumínicos resultara corroborada, sería necesario replantear nuestra concepción actual del universo”, enfatizaron los doctores Dova y Szynkman.
Por lo pronto, dijeron, se impone la cautela. Para refutar o establecer formalmente que los neutrinos pueden superar la velocidad de la luz, se realizarán más investigaciones. Y de hecho, los científicos del experimento OPERA han decidido que los resultados obtenidos sean sometidos a examen por la comunidad mundial de físicos.
A través de los Alpes a lo largo de 730 kilómetros: desde el CERN (Organización Europea de Investigación Nuclear) en Suiza hacia el laboratorio Gran Sasso, en Italia, se estudió el trayecto de la luz y de los neutrinos. Los neutrinos llegaron 60 nanosegundos antes.
Créditos: CNRS Photothèque / FADAY, Jean-Marc