Tras analizar estudios de 7986 mujeres de 18 países de América Latina y el Caribe, un equipo de investigadores argentinos determinó la prevalencia de las cepas del virus del papiloma humano -circulantes en la región- causantes de cáncer de cuello uterino. Hasta ahora no se había revisado de manera exhaustiva esa dolencia en la región.
(28/10/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. El estudio de casi ocho mil casos de mujeres que padecieron cáncer cervical en América Latina y el Caribe revela que cerca del 70 por ciento se debió a los tipos virales HPV 16 y HPV 18 del Virus del Papiloma Humano, transmitido por contacto sexual. Le siguen las cepas HPV 31, 45 y 33.
Así lo revela la primera revisión exhaustiva a gran escala orientada a determinar la prevalencia de las diferentes cepas del virus del papiloma humano en la región. El trabajo, publicado en la revista científica PLoS ONE, fue realizado por un equipo de investigadores argentinos del Instituto Efectividad Clínica Sanitaria (IECS), una organización sin fines de lucro con sede en Buenos Aires, y del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas. Los resultados aportan información epidemiológica de alta calidad que servirá para mejorar las medidas de prevención para el tipo de cáncer que producen esos virus.
Datos del Ministerio de Salud de la Nación indican que en la Argentina el cáncer de cuello de útero genera 3 mil nuevos casos por año y causa anualmente más de 2 mil muertes, aunque es totalmente prevenible si se lo detecta de manera temprana y se tratan las lesiones. A nivel mundial, este tipo de cáncer provoca cerca de 500 mil nuevos casos anuales y 250 mil muertes por año.
“El trabajo que hemos realizado enriquece la evidencia científica preexistente sobre cuáles son los tipos del virus del papiloma humano que predominan en los cánceres de cérvix y sus lesiones precursoras en las mujeres en la región”, indicó a la Agencia CyTA el médico Agustín Ciapponi, uno de los autores principales del estudio y quien se desempeña como coordinador del Centro Cochrane Argentino – IECS, perteneciente a la Red Cochrane Iberoamericana.
Los investigadores del IECS revisaron la información de estudios de 7986 mujeres de 18 países de la región como Argentina, Brasil y México, entre otros. Esta información figura en 79 publicaciones científicas y médicas latinoamericanas y del Caribe. “De este total, 2446 casos correspondían a lesiones pre-malignas y 5540 a cáncer cervical invasivo”, explica otra de las autoras del estudio, la doctora en virología María Alejandra Picconi, jefa del Servicio Virus Oncogénicos del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas –dependiente de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Dr. Carlos Malbrán– y cuyo laboratorio es cabecera regional de la Red Global de Laboratorios de HPV de la Organización Mundial de la Salud.
Diferencias por país y por región
De acuerdo con el trabajo realizado por los investigadores argentinos, en lesiones pre-malignas cerca del 47 por ciento de los casos fueron provocados por el tipo 16 del virus del papiloma humano (HPV 16) y y el 8,9 por ciento por el 18 (HPV 18). En cáncer cervical invasivo, el 53,2 por ciento de los casos correspondió al HPV 16 y el 13,2 por ciento al HPV 18.
No todos los virus del papiloma humano pueden desencadenar cáncer. Hasta ahora se ha reconocido que el cáncer cervical y sus lesiones precursoras están asociados con al menos 14 cepas de ese virus. Los HPV denominados “de alto riesgo oncogénico” más comunes a nivel mundial son el 16 y el 18. “Los HPV tipos 16 y 18 ocupan el primero y segundo lugar de frecuencia en los cánceres de cérvix en todo el mundo. Sin embargo, los porcentajes no son los mismos en todas las regiones y los tipos virales que les siguen (ocupando el tercer, cuarto y quinto lugar) también pueden ser diferentes”, explica Demián Glujovsky, médico especialista en reproducción, epidemiólogo e investigador del IECS.
En Asia, por ejemplo, el tercer y cuarto lugar está ocupado por los HPV tipos 58 y 33, en Europa por el HPV 45 y 33, mientras que en Latinoamérica y el Caribe por los HPV 31 y 45. “Estas diferencias regionales pueden deberse a múltiples factores, que tienen que ver con las características replicativas de los diferentes virus, con la forma en la que ha coexistido con su hospedador natural (la especie humana) lo que define un determinado patrón de circulación”, afirma la doctora Picconi.
“Las actuales vacunas disponibles están dirigidas contra los dos HPV más frecuentes en cáncer de cérvix en todo el mundo que son HPV 16 y 18. Sin embargo, es importante conocer que en nuestra región ese porcentaje alcanza casi el 70 por ciento de los casos de cáncer de cérvix y en especial que en nuestro país es aún mayor, llegando al 77 por ciento de los casos de ese tipo de cáncer. Conocer la frecuencia de los virus en los países ayuda a establecer el grado de adecuación de las medidas sanitarias como la implementación de la vacuna”, subrayó Ciapponi. Y agregó que en la Argentina la distribución en lesiones pre-malignas es 48,5 por ciento para HPV 16 y 16,9 por ciento para HPV18 (este último dobla la cifra de la región) y en cáncer cervical invasivo es de 59,5 por ciento en HPV 16 y 17,6 por ciento en HPV 18 (un tercio más que en la región para éste último).
Para Ariel Bardach, médico especialista en clínica médica y en epidemiología del IECS, la vacuna tiene que proteger a la población contra los tipos de HPV que sean más frecuentes. “Es justamente allí donde radica la importancia de este estudio. Hasta ahora no se había revisado de manera exhaustiva la prevalencia de diferentes cepas del HPV en la región. Los tres tipos más frecuentes en cáncer de cuello uterino luego de la cepa 16 y 18 en orden decreciente fueron el HPV 31, 45 y 33. Esta información es útil para el desarrollo de vacunas que podrían proteger contra más tipos virales”, destacó Bardach.
Para los autores del estudio las políticas de salud deben ser tomadas sobre la base de evidencias científicas lo más ajustadas a la realidad local posible. “Conocer y tener actualizados los datos de frecuencia específica de los tipos de HPV en nuestra región es de vital importancia por dos motivos. Por un lado es útil para lograr una detección temprana de ese tipo de cáncer o de las lesiones precancerosas que producen las infecciones de esos virus. Si bien el Papanicolau (análisis de células epiteliales del cuello uterino y de la vagina) es la piedra angular de la detección temprana, cada vez hay más avances en la detección a través de pruebas de ADN del virus que permiten identificar la cepa y saber si son ‘virus oncogénicos’ o no”, afirman. Y agregan: “También es importante conocer la prevalencia de las diversas cepas para que las vacunas cubran los tipos de HPV más asociados a lesiones y esto puede diferir no sólo entre regiones sino también cambiar a lo largo del tiempo, especialmente luego de la introducción de la vacuna.”
RECUADRO Para prevenir el cáncer de cuello uterino
La realización del Papanicolaou es la mejor forma de prevención del cáncer de cuello uterino en las mujeres de entre 25 y 64 años, indica un dossier del Ministerio de Salud de la Nación. Y agrega que dado que la vacuna disponible actualmente en la Argentina protege contra los dos virus responsables de aproximadamente el 77 por ciento de los cánceres de cuello uterino de las mujeres argentinas es clave continuar con los controles ginecológicos de rutina aún cuando se haya recibido la inmunización contra el Virus del Papiloma Humano.
La realización de la prueba de Papanicolaou es gratuita en todos los centros de salud y hospitales del país. Se trata de un estudio simple, que no duele y se realiza en pocos minutos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda comenzar a hacérselo a partir de los 25 años.
El Ministerio de Salud de la Nación acaba de lanzar la vacunación gratuita y obligatoria contra VPH para las niñas de 11 años (nacidas a partir del 1 de enero de 2000); está disponible en vacunatorios y hospitales públicos de todo el país. El Ministerio informa que el uso de preservativos ayuda a reducir el riesgo de infección del Virus del Papiloma Humano (aunque no otorga una protección absoluta) y de otras infecciones de transmisión sexual, como por ejemplo el VIH.