Un estudio realizado por científicos de la Argentina y de Brasil alerta sobre los riesgos potenciales para la salud derivados de la mordedura causada por la serpiente Philodryas patagoniensis. Los investigadores identificaron los efectos inflamatorios de una proteína clave encontrada en su veneno, la que en condiciones de laboratorio causa edema de tipo hemorrágico.
(07/11/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. Científicos argentinos identificaron una proteína del veneno de la serpiente Philodryas patagoniensis, culebra que se encuentra en Argentina, en Bolivia, en Brasil, en Paraguay y en Uruguay, que provoca intensas reacciones inflamatorias en sus víctimas. Los resultados del trabajo –que fueron publicados en la revista científica Experimental Biology and Medicine– abren el camino para el desarrollo de antídotos y tratamientos más efectivos para la mordedura de esa especie de serpiente cuyos ejemplares adultos llegan a medir más de un metro de longitud.
Philodryas patagoniensis que posee colmillos inoculadores de veneno en la parte posterior del maxilar superior, a diferencia de las especies popularmente conocidas como yararás, que los poseen en la parte anterior. Es de tamaño mediano y coloración parda a verde oliva.
En la actualidad el tratamiento de los accidentes por Philodryas es netamente sintomático. “Se tratan los síntomas específicos del envenenamiento, en especial el dolor y la inflamación. Actualmente no se recomienda el uso de ningún antídoto (suero antiofídico), pero el estudio pormenorizado de los componentes de este veneno permitirá dilucidar la necesidad, o no, de este tipo de tratamiento específico”, indicó a la Agencia CyTA, la autora principal del estudio, la doctora María Elisa Peichoto, investigadora asistente del CONICET y profesora adjunta de la Cátedra de Química General y Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la Universidad Nacional del Nordeste.
“Esa especie de serpiente presenta un temperamento agresivo y no duda en morder al sentirse amenazada. Nuestro grupo fue el primero en aislar del veneno de Philodryas patagoniensis esa proteína a la que nosotros denominamos patagonfibrasa. Posteriormente caracterizamos su composición bioquímica y biológica y comprobamos que patagonfibrasa es una de las principales proteínas responsables de la inducción de fenómenos hemorrágicos observados en víctimas de envenenamiento por esta serpiente”, señaló la doctora Peichoto. Y agregó: “En este estudio, recientemente publicado, demostramos que esa proteína también provoca reacciones inflamatorias.”
Dado que las reacciones inflamatorias locales –tales como dolor, eritema y edema– son también signos conspicuos de los envenenamientos ocasionados por esta especie, la doctora Peichoto y sus colegas decidieron estudiar los efectos proinflamatorios inducidos por patagonfibrasa. “Investigamos la capacidad de patagonfibrasa de inducir edema en ratones, una vez que la experimentación en modelos vivos permite extrapolar sus resultados en humanos. Nuestro trabajo demostró que esa proteína causa un edema de tipo hemorrágico, cuya intensidad no sólo depende de la dosis de enzima inoculada sino también del tiempo de exposición. El pico de actividad máxima ocurrió a los 30 minutos de la inyección. A través de estudios histológicos del tejido que fuera inoculado con la enzima se evidenció microscópicamente las lesiones locales causadas. Además de hemorragia, identificamos edema y presencia de leucocitos, signos clásicos de reacción inflamatoria.”
Los resultados de este trabajo permitieron concluir que patagonfibrasa es un importante factor causante de inflamación local desencadenada en víctimas humanas tras envenenamiento por Philodryas patagoniensis, señaló la investigadora del CONICET. Y continuó: “La utilidad de este tipo de estudio reside en que el conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos básicos que se presentan en el envenenamiento causado por Philodryas patagoniensis ayuda a entender cómo y por qué se producen los fenómenos biológicos, con sus signos y síntomas, observados tras el accidente o mordedura. La comprensión de la naturaleza, intensidad, factores causantes de la inflamación y de la hemorragia asociada a ésta, funciona como el armado de un complejo rompecabezas. Cuando se hace investigación en ‘ciencias básicas’, el aporte de solamente una de las piezas que componen el rompecabezas ya es un logro significativo. Además, en este proceso investigativo también está la posibilidad de encontrar un atajo que facilite acercarse a las medidas terapéuticas más apropiadas para tratar las mordeduras por culebras.”
Por otra parte la doctora Peichoto afirma que es importante tener en cuenta que este conocimiento también ayudará al diagnóstico diferencial entre estos accidentes y los causados por yararás que pertenecen a otra familia de serpientes. “Es necesario evitar esa confusión a fin de evitar la aplicación del antiveneno botrópico específico para la mordedura de yararás, el cual puede desencadenar efectos perjudiciales sobre la salud del individuo, principalmente si se lo aplica en los accidentes no botrópicos”.
La especialista destacó que algunas especies de Philodryas se están usando actualmente como mascotas exóticas “debido principalmente a que la población en general desconoce completamente su grado de peligrosidad para el hombre y los animales. Sin embargo, diversos estudios que se vienen realizando, principalmente en esta última década, demuestran que ellas no deben ser clasificadas como ‘no venenosas’, como son consideradas por el común de la gente. De hecho existe en la literatura reporte de muerte humana ocurrida tras mordedura por serpiente perteneciente al género Philodryas.”
En el trabajo también participaron investigadores del Instituto Butantan, en Brasil, y de la Universidad de la Cuenca del Plata, en Corrientes, Argentina.
Un estudio científico realizado por científicos de la Argentina y de Brasil identificaron los efectos inflamatorios de una proteína clave del veneno de Philodryas patagoniensis. Los resultados del trabajo pueden contribuir al diseño de tratamientos más adecuados y efectivos para la mordedura de esa serpiente que se distribuye en Argentina, en Bolivia, en Brasil, en Paraguay y en Uruguay.
Créditos: Carolina Cavlac