El reconocido matemático argentino Luis Caffarelli, radicado en Estados Unidos y ganador del premio Wolf 2012 (una especie de antesala del Nobel), explica qué le atrajo de los números y en qué líneas trabaja. “Casi todo desarrollo científico importante ha tenido un componente matemático considerable”, asegura.
(05/03/12 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Desde los tiempos de Arquímedes y Newton, una parte fundamental de los desarrollos científicos y tecnológicos se ha basado en la matemática. Así lo sostiene el doctor Luis Caffarelli, investigador correspondiente del Conicet y profesor de Matemática en la Universidad de Texas, quien acaba de ganar el trascendente Premio Wolf 2012: una distinción que otorga cada año la Fundación del mismo nombre en Israel y que en más de un tercio de los casos ha constituido un antecedente para el Nobel.
En diálogo con la Agencia CyTA, Caffarelli destaca que se sintió muy halagado con la noticia y que “es también un aliciente para seguir trabajando con colegas y alumnos que tanto han contribuido a este reconocimiento”. La ceremonia de entrega del galardón –cuyas categorías son Agricultura, Química, Matemática, Medicina, Física y Artes y consiste en un diploma y 100.000 dólares– será el 13 de mayo en el Parlamento de Israel. Y Caffarelli, doctorado en la UBA en 1972, miembro de once academias internacionales de ciencias, doctor “honoris causa” en cuatro casas de altos estudios y Konex de Brillante 2003, será el segundo argentino en recibirlo en ese rubro desde que fuera premiado el célebre matemático Alberto Pedro Calderón, uno de los más notables del siglo XX.
La Fundación Wolf describió su trabajo como “sobresaliente, visionario, original y fundamental”. ¿Qué tipo de investigaciones realiza?
Me dedico a estudiar problemas matemáticos, motivados en general por modelos que describen fenómenos de mecánica de fluidos o de materiales. También me interesan los problemas de optimización de formas, asignaciones o estrategias, entre muchos otros temas.
¿Qué lo motivó a dedicarse a la matemática?
Creo que siempre me atrajo en forma inconciente lo estructural y lo mecánico: cómo desarrollar una estrategia en los juegos que se jugaban hace más de cincuenta años en las tardes de lluvia, calcular probabilidades o entender cómo funcionaba un mecanismo. Muchos chicos lo hacen, pero quizás lo que a mí me volcó por la ciencia fueron los profesores excelentes que tuve, particularmente en matemáticas. Como carrera, me costo elegir entre matemática, física e ingeniería. De hecho, hice matemática y física por dos años hasta que finalmente me dediqué a las matemáticas.
¿Qué lugar ocupa la matemática dentro de la ciencia?
A través de los siglos la matemática, la física y la química estuvieron fuertemente entrelazadas, y casi todo desarrollo científico importante ha tenido un componente matemático considerable. Tales son los casos de Arquímedes, Newton, Kelvin, Von Neumann y Einstein, entre muchos otros. Actualmente, una parte considerable de los desarrollos científicos y tecnológicos se basan en modelar (describir) los fenómenos físicos, químicos e incluso sociológicos con sistemas de ecuaciones diferenciales. También se simula o predice numéricamente la posible evolución del sistema, y se repiensan los resultados. La comprensión cualitativa de este proceso cuantitativo es una parte importante de esta forma de investigación.
¿No siente que a veces los matemáticos y científicos de otros campos trabajan en “mundos separados”?
La “compartimentalización” de la ciencia es un hecho reciente, dictado quizás por la organización académica universitaria. Pero el poder actual de hacer simulaciones numéricas de gran resolución (ya sea de la atmósfera, del ultrasonido o de una proteína), recopilar y organizar todo tipo de datos y estadísticas, o estudiar redes virtuales o sociales, hace de la matemática una herramienta que todas las ciencias comparten y desarrollan. Y de la cual nadie es dueño y que beneficia a todos.
El reconocido matemático argentino Luis Caffarelli, radicado en Estados Unidos y ganador del premio Wolf 2012 (una especie de antesala del Nobel).