Investigadores argentinos detuvieron el crecimiento de ese tipo de tumor en animales implantados, aunque advierten que todavía falta para la aplicación de este enfoque en humanos.
(23-05-12 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. El melanoma es el más agresivo de los tumores de piel. Ahora, con el apoyo de varias instituciones, investigadores de la Fundación Instituto Leloir (FIL) combinaron terapia celular y genética para lograr detener el crecimiento de melanomas humanos implantados en animales de laboratorio, según anunciaron en la revista científica Stem Cells and Development.
El trabajo describe la caracterización de una población de células madre “mesenquimales” (MSC) obtenida a partir de la médula ósea de donantes voluntarios, las que poseen mayor capacidad de llegar a tumores humanos (mama y melanoma) que crecen en animales de laboratorio, según señaló el director del grupo que realizó el estudio, el doctor Osvaldo Podhajcer, jefe del laboratorio de Terapia Molecular y Celular de la FIL e investigador del CONICET.
El uso de esta población de células madre mesenquimales se empleó para “vehiculizar” virus oncolíticos, modificados genéticamente para atacar tumores. Los científicos primero intentaron eliminar melanomas en los animales inyectándolos cinco veces con el virus oncolítico en forma directa en el tumor, pero no tuvieron éxito. “Sin embargo cuando el virus fue introducido por vía endovenosa en este tipo de células madre, el crecimiento del tumor se detuvo”, destacó Podhajcer. Las MSC lograron penetrar en las profundidades del tumor donde fueron capaces de liberar al virus para que pudiera dispersarse, replicarse y eliminar a las células malignas. “El virus aislado no posee esa capacidad de penetrar el tumor y por eso no fue efectivo”, añadió.
La idea de usar esta combinación está basada no solo en la capacidad de las células madre mesenquimales de penetrar los tumores sino también en que, en un hipotético uso en seres humanos, ese tipo de células servirían de protección a los virus ante un eventual ataque del sistema inmunológico del paciente: la inmunidad preexistente en humanos hace que tienda a rechazar a este tipo de virus después de un tiempo. “La efectividad demostrada en la combinación entre terapia celular y genética abre las puertas a un diseño más específico y dirigido del tratamiento de la enfermedad con biofármacos que tengan menores efectos colaterales adversos”, subrayó el investigador.
Según Podhajcer, para poder llegar al uso de esta estrategia en humanos todavía falta un camino por recorrer que incluye ensayos adicionales en animales de laboratorio que permitan evaluar una toxicidad potencial del biofármaco, producirlo en condiciones adecuadas para uso humano y lograr la autorización de los organismos competentes para su uso en ensayos clínicos. “Esta combinación de terapia genética y celular podría ser usada como estrategia para tratar otro tipo de tumores”, afirmó.
No hay más de cinco grupos en el mundo que han hecho esta combinación de terapias y el grupo de Podhajcer es el primero que describe esta nueva población de células madre mesenquimales con mayor capacidad de llegada al tumor y el primero que describe que esta combinación para uso en melanomas.
El proyecto fue liderado por la doctora Marcela Bolontrade, también investigadora del CONICET. Colaboraron en el estudio Leonardo Sganga y Eduardo Piaggio de la FIL. También participaron del estudio los doctores Robinson y Sorrentino del hospital Naval, Mazzolini y García de la Universidad Austral y Sevlever de FLENI. La Agencia de Promoción Científica y Tecnológica -que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación- apoyó la investigación como parte del financiamiento global del Consorcio de Células Madre (CICEMA) amén del aporte generoso de AFULIC a lo largo de los últimos años.
Los miembros de la Fundación Instituto Leloir (FIL) que participaron del estudio: Leonardo Sganga (izq.), el doctor Osvaldo Podhajcer, jefe del laboratorio de Terapia Molecular y Celular de la FIL e investigador del CONICET, Marcela Bolontrade y Luciana Gutierrez.
Créditos: Agencia CyTA – Instituto Leloir