Según investigadores de la Universidad Nacional del Litoral y del CONICET, Argentina podría producir 3.000 toneladas del biocombustible al año a partir de residuos de gaseosas.
(22/07/2013 -Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. A partir de un proceso biológico aplicado a desechos industriales de fábricas de gaseosas, investigadores argentinos lograron producir con alta eficiencia bioetanol, un recurso energético que está cobrando importancia a nivel mundial.
“Dependiendo del tipo de gaseosa, obtuvimos entre 0,40 y 0,50 gramos de bioetanol por gramo de azúcar procesada”, señaló a la Agencia CyTA el doctor Miguel A. Isla, profesor titular de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química, que depende también del Conicet.
En un estudio publicado en la revista Bioresource Technology, los investigadores seleccionaron algunos efluentes líquidos de la industria de gaseosas, en particular, aquellos generados por “operaciones de descarte”: rechazos durante el proceso de elaboración por políticas de calidad, devoluciones desde góndola por falta de gas o cumplimiento de la fecha de vencimiento, entre otros.
Según datos de la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol, en el país se comercializan anualmente alrededor de 4500 millones de litros de gaseosas. “Fuentes consultadas permiten estimar en forma conservadora un descarte del 2 por ciento, de modo que con el proceso que se propone podrían producirse alrededor de 3000 toneladas/año de bioetanol a partir de gaseosas”, destacó Isla, quien también es director del Departamento de Medio Ambiente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL.
¿Cómo lo hacen? Se utiliza un proceso biológico que se conoce desde hace cientos de años: la fermentación alcohólica mediada por levaduras, el mismo que se emplea, por ejemplo, en la elaboración del vino o de la cerveza. “Las levaduras son capaces de consumir los azúcares presentes en los efluentes estudiados y liberar etanol al medio”, explicó el investigador. Y agregó: “Para que el proceso sea exitoso, se deben controlar y optimizar diferentes variables, entre ellas, los niveles de acidez, de oxígeno, de nutrientes y de temperatura.”
El grupo del doctor Isla tiene importantes antecedentes en el aprovechamiento de diferentes efluentes industriales, habiendo demostrado, por ejemplo, la factibilidad técnico-económica de producir bioetanol y/o vinagre de cerveza o de alcohol a partir de efluentes de cervecería. “El proceso, que permite una reducción del 95 por ciento de la carga contaminante de los mencionados efluentes, se ha registrado ante el Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual (INPI) y concretado parcialmente la transferencia de los conocimientos desarrollados. Esperamos dar un paso similar con el procesamiento de residuos de la industria de gaseosas”, resaltó el científico.
De izquierda a derecha: Kevin Schanton, estudiante de ingeniería ambiental y becario de la Fundación Nuevo Banco de Santa Fe, Raúl Comelli, doctor en Ciencias Biológicas, becario posdoctoral del CONICET y Lisandro Seluy, licenciado en Biotecnología, becario doctoral del CONICET, integrantes del grupo de investigación liderado por el doctor Miguel A. Isla.