El SENASA y un investigador del CONICET también alertaron a turistas y poblaciones costeras sobre el riesgo de consumir almejas amarillas y otros mariscos en locales no habilitados.
(13/01/2014 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. “No comer, de ninguna manera, ni crudas ni cocidas, almejas amarillas de la playa, ya sea que estén muertos, moribundos o vivos. No permitir que animales domésticos las coman tampoco: el peligro es de intoxicación grave”. Así lo advirtió, sin ambages, el doctor Pablo Penchaszadeh, biólogo marino del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) de Buenos Aires.
La ingestión de almejas amarillas en estado moribundo, muertas y aún vivas, provenientes de playas donde se ha observado mortandad, podría ser causa de malestares estomacales, diarrea y en casos extremos parálisis temporaria, alertó el especialista.
Los estudios indican que las almejas amarillas tienen normalmente un comportamiento de “surfeo” entre la rompiente y la playa, y que cuando llegan a los niveles de máxima marea se entierran en la arena con la ayuda de un pie musculoso que les permite cavar rápidamente.
“Cuando comienza a observarse que no logran enterrarse o lo hacen lentamente, eso es indicativo de que algo les está pasando. Es el paso previo a las grandes mortandades que se vienen registrando en las últimas décadas”, subrayó el doctor Penchaszadeh, quien dirige el Laboratorio de Ecosistemas Costeros-Malacología del MACN.
Distintos equipos de investigadores han intentado en el pasado encontrar una causa para la mortandad masiva de almeja amarilla, pero hasta el momento los resultados no son concluyentes. Muchos expertos consideran más probable una acción combinada de agentes que debilitan al molusco (por ejemplo, metales pesados, virus o parásitos) y cambios ambientales, como alteraciones de la temperatura o salinidad del mar o una composición anormal del plancton.
El experto agregó que los moluscos y otros frutos de mar son aptos para el consumo sólo cuando provienen de lotes supervisados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
El doctor Fabián Ballesteros, a cargo de la Dirección de Inocuidad de Productos de la Pesca y Acuicultura del SENASA, señaló a la Agencia CyTA que es preciso también hacer extensiva la recomendación de no recolectar cualquier tipo de molusco en zonas costeras para su posterior consumo ni adquirir productos elaborados de dudosa procedencia.
“Todos los moluscos bivalvos, como el mejillón, la cholga, la almeja púrpura, el berberecho, las ostras y el caracol fino o atigrado, son potenciales transmisores de toxinas que no se inactivan con la cocción ni el jugo de limón, vinagre o alcohol”, afirmó el especialista.
Ballesteros añadió que sólo se deben consumir mariscos en restaurantes, casas de comidas o locales habilitados.
Por su parte, Penchaszadeh, que también dirige la revista de divulgación CIENCIA HOY, agregó que sería deseable la creación de un centro de vigilancia e investigación básica del litoral marino bonaerense, con el fin de monitorear y prevenir mortandades masivas de invertebrados. Ese organismo también podría estudiar el comportamiento del nivel del mar relacionado con el cambio climático, las mareas rojas, la contaminación y la dinámica de la arena en las playas, entre muchos otros aspectos.
Foto de una Cholga. Los moluscos y otros frutos de mar son aptos para el consumo sólo cuando provienen de lotes supervisados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria.
Créditos: Proyectosub