Los gastos médicos para pacientes con distintos grado de severidad de la enfermedad fluctúan entre 36.000 y 51.000 dólares por año.
(13/07/2014 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Los pacientes argentinos con esclerosis múltiple requieren, según la severidad de su afección, de gastos promedios que oscilan entre 36.000 y 51.000 dólares por año. Así lo reveló un estudio basado en la historia de 266 pacientes de hospitales públicos y privados y que representa el primer análisis económico de la enfermedad realizado en el país.
“En las estimaciones se consideraron costos relacionados con los gastos médicos, el pago a los cuidadores profesionales y el precio de los medicamentos, entre otras variables”, explicó a la Agencia CyTA el autor principal del estudio, el doctor Gastón Kuperman, gerente médico de Novartis Argentina. El trabajo fue publicado en la revista “Archivos de Neuropsiquiatría”.
Al ser una patología de alto costo y baja incidencia, la cobertura cubre todos los gastos si se presenta un certificado de discapacidad. “En el caso contrario, el paciente y/o su entorno asume lo que corresponde, lo que fluctúa entre un 40 a 60 por ciento de los gastos”, indicó Kuperman.
Celica Ysrraelit, médica neuróloga del FLENI y del Equipo de Neuroinmunología y Enfermedades Desmielinizantes de la Fundación Raúl Carrea, indicó a la Agencia CyTA que la esclerosis múltiple es una enfermedad crónica, potencialmente discapacitante, que afecta principalmente a adultos jóvenes de entre 20 y 40 años.
“El impacto económico que representa es enorme no solo para los pacientes sino también para familiares, cuidadores, servicios de salud y al Estado en su conjunto”, señaló.
Hoy en día existen tratamientos disponibles, altamente efectivos, que permiten a los pacientes mantenerse clínicamente estables durante períodos prolongados retrasando o incluso, en algunos casos, evitando la aparición de la discapacidad. “Si bien los tratamientos farmacológicos son costosos, hay que considerar otros gastos adicionales asociados a la discapacidad para calcular el real impacto económico a largo plazo”, explicó Ysrraelit.
El estudio constituye un parámetro que podrá ser compartido “con médicos, pagadores e instituciones gubernamentales para coordinar acciones que apunten a mejorar la calidad de vida de los pacientes”, destacó Kuperman.