Así lo indicó el director científico del Centro de Medicina Tropical y Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario. El Ministerio de Salud de la Nación, a través de la Dirección de Epidemiología, ya emitió un alerta  y distribuyó a todas las jurisdicciones del país un documento con información técnica preventiva sobre la enfermedad.

(13/08/14 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Las autoridades sanitarias de Argentina informaron que se confirmaron dos casos importados de chikungunya y que hay otros dos en estudio. Se trata de personas que viajaron a República Dominicana donde, hasta la fecha, más de 300.000 personas han padecido la enfermedad provocada por un virus que transmiten los mismos mosquitos que diseminan el dengue. Ahora, los especialistas temen que la situación se profundice y agrave con la llegada del calor.

Dado que Argentina tiene un flujo de turistas muy importante hacia las regiones del Caribe afectadas, “es posible que a comienzos de verano tengamos más casos importados de esa patología en nuestro país”, indicó a la Agencia CyTA el doctor Antonio Montero, director científico del Centro de Medicina Tropical y Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Lo más alarmante es que esa situación podría favorecer la aparición de brotes con casos autóctonos. En julio, Montero publicó en la revista “Medicina Clínica”, un informe sobre la amenaza global de esta enfermedad capaz de provocar, en caso de epidemia, el colapso del sistema hospitalario.

Esa enfermedad provocada por el virus chikungunya – transmitido por diferentes especies de insectos – no suele ser fatal pero provoca fiebres severas, dolores de cabeza, fatiga, náuseas y dolores en los músculos y en las articulaciones. En makonde (lengua bantú hablada en Tanzania), chikungunya significa “el que se dobla” y hace referencia a los dolores articulares intensos que obligan a los enfermos a replegarse sobre sí mismos para mitigar el dolor.

Originaria del África, donde se describió por primera vez en 1952, la enfermedad se dispersó luego a algunas regiones de Asia. A partir de 2007 llegó a varios países de Europa y en 2013 se dieron los primeros casos autóctonos en la región caribeña.

El virus ya tiene circulación local en islas del Caribe, en República Dominicana y Haití y en El Salvador, donde se han comunicado cientos de miles de casos. “Considerando los magros resultados logrados en el control de otras virosis transmitidas por mosquitos como el dengue, la encefalitis de Saint Louis y la encefalitis del Nilo occidental y la amplia distribución de vectores transmisores, es sólo cuestión de tiempo que chikungunya ocupe las mismas regiones que el dengue, incluido zonas del norte argentino”, señaló a la Agencia CyTA

El virus se dispersa por la combinación de diferentes factores. Una persona puede viajar a zonas endémicas y ser contagiado por la picadura de un insecto infectado de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus, entre otras. “Estos mosquitos distribuidos en países de todos los continentes también están en la Argentina. Esto supone un riesgo si personas infectadas ingresan al país y no son atendidas oportunamente. Por ejemplo un mosquito podría picar a esta persona y transmitir así el virus a otras”, explicó el doctor Montero, para quien, por ahora, nos protege el frío “porque casi no hay mosquitos”.

Al compartir los mismos vectores (insectos transmisores de virus), la epidemiología del dengue y la de la fiebre amarilla están estrechamente ligadas con el riesgo de introducción del virus chikungunya en las Américas. “Debido a la amplia distribución de los insectos Aedes, toda la región es susceptible a la invasión y la diseminación de este virus”, puntualizó Montero.

Para el especialista, debe implementarse con urgencia un programa de vigilancia epidemiológica y de lucha contra los vectores para limitar la difusión de esta enfermedad. “Hasta que se disponga de vacunas eficaces, la única posibilidad es luchar contra los mosquitos de género Aedes. Pero, en lo personal, soy profundamente escéptico de que pueda lograrse un control eficaz de estos mosquitos”, indicó.

MAPA

Subrayado en negrita los países donde la enfermedad se ha tornado endémica o donde han ocurrido brotes locales.

Créditos: Gentileza del Dr. Antonio Montero