Además del estilo de vida, esa variable es clave para disminuir los casos de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y muerte de origen cardíaca o vascular, según reveló un estudio en 17 países con diferentes niveles de ingreso.

27/10/2014 (Agencia CyTA-Instituto Leloir). El tabaquismo, el sedentarismo, la edad avanzada y la obesidad son algunos de los factores de riesgo tradicionales que, se sabe, aumentan la probabilidad de infartos cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Sin embargo, una investigación internacional en la destacada revista “The New England Journal of Medicine” sugiere que los sistemas deficitarios de gestión de la salud juegan un rol tanto o más relevante en la incidencia de estas patologías.

Para llegar a esa conclusión, los investigadores analizaron información recogida durante cerca de cuatro años a unos 156 mil hombres y mujeres de 628 comunidades urbanas y rurales de 17 países con distintos niveles de ingreso: alto (Canadá, Suecia y Emiratos Árabes Unidos), mediano (Sudáfrica, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Polonia, China, Malasia, Irán y Turquía) y bajo (Zimbabue, Bangladesh, India y Pakistan).

Los resultados fueron claros. La incidencia de eventos cardiovasculares serios fue mayor en los países más pobres que en aquellos de y altos y medianos ingresos, a pesar de que estos países tenían la menor carga de factores de riesgo, indicó a la Agencia CyTA uno de los autores del estudio, el cardiólogo Rafael Díaz, presidente de la Fundación Estudios Cardiológicos Latinoamericanos (ECLA), con sede en Rosario.

El estudio pone de relieve que son muchas las causas, y no sólo la carga de factores de riesgo de la población, las que determinan la mortalidad y la incidencia de eventos vasculares graves a nivel de un país individual. El hecho que los países con mayor carga de factores de riesgo sean los mismos que evidencian la menor incidencia de mortalidad y eventos vasculares graves avala esta conclusión, subrayó Díaz. “Los posibles factores que contribuyen a estas diferencias entre países podrían incluir el acceso universal de servicios de salud y medicamentos, así como el nivel educativo de la población”, destacó.

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Además de mejorar el estilo de vida, el acceso a la salud es clave para reducir los accidentes cardiovasculares graves. Así lo indica un estudio realizado en 17 países con diferentes ingresos.