Las esporas de un tipo de microorganismo y las proteínas de su cubierta tienen la capacidad de incrementar la mortalidad de las larvas de los mosquitos que transmiten varias enfermedades.
(17/12/2014 – Agencia CyTA-Instituto)-. El uso de insecticidas químicos para eliminar a los mosquitos que transmiten el dengue, la chikunguña y otras enfermedades tiene un impacto ambiental negativo. Ahora, investigadores argentinos sugieren que, en el futuro, se podrían reemplazar esos productos con “bioinsecticidas” fabricados a partir de cierta familia de bacterias.
“Sin embargo, queda un largo camino de experimentación antes de que pueda aplicar en gran escala”, aclaró a la Agencia CyTA-Leloir una de las autoras del estudio, la doctora Sandra Ruzal, del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y del Instituto de Química Biológica, Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN), que depende del CONICET.
Los científicos comprobaron que algunas de las bacterias con pared celular gruesa, denominadas Gram positivas, forman esporas que tienen una alta actividad contra larvas de mosquitos. En particular, contra el Aedes aegipty, vector del dengue, la chikunguña y la fiebre amarilla, y el mosquito común, del género Culex, que transmite la encefalitis de San Luis: una infección que ha producido brotes aislados en Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Chaco.
Las bacterias estudiadas están envueltas por una cubierta externa adicional denominada “S-layer” o capa superficial que, compuesta de proteínas. lo protegen en diferentes situaciones desfavorables. Según publicaron Ruzal y sus colegas en la revista PLOS-One, la combinación de la proteína S-layer purificada con técnicas de laboratorio y esporas de esos microorganismos permiten obtener un bioinsecticida muy efectivo para eliminar a los mosquitos Culex y Aedes aegypti en etapa larval.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, la principal medida para combatir estas enfermedades consiste en eliminar los reservorios de agua donde proliferan, además de adoptar medidas de protección personal, como repelentes, mosquiteros y mangas largas.
Otras participantes del trabajo fueron las doctoras Mariana Allievi, María Mercedes Palomino, y Carmen Sánchez, también de la UBA y el IQUIBICEN.
Las doctoras Carmen Sánchez, Sandra Ruzal, Mariana Allievi, María Mercedes Palomino, y otros integrantes del Grupo de Investigación del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEN-UBA) y del Instituto de Química Biológica, Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN) dependiente del CONICET.