(17/06/2015 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Luego de estudiar, durante 20 años, a 2.000 serpientes pertenecientes a 25 especies recolectadas en seis provincias argentinas, un grupo de investigadores llegó a la conclusión de que los ofidios no son afectos a la innovación gastronómica: su dieta refleja más el patrón de alimentación de sus ancestros que la cambiante oferta de presas en su hábitat.
El trabajo, publicado en la destacada revista científica “PLoS ONE”, contribuye a resolver un debate que existe desde el siglo XIX. “Hasta hace algunos años, estábamos acostumbrados a explicar casi todo lo que concierne al funcionamiento de una comunidad ecológicamente”, afirmó a la Agencia CyTA-Leloir la autora principal del estudio, la doctora Gisela Bellini, investigadora del Instituto Nacional de Limnología (INALI), que depende del CONICET y de la Universidad Nacional del Litoral.
Los resultados del trabajo demuestran que lo que ingieren las serpientes depende más de lo que comían sus antepasados que de la competencia y otras interacciones ecológicas con especies que viven en la misma comunidad. “Incluso, el tipo de hábitat (acuático, terrestre, subterráneo y arbóreo) que usan las serpientes influye sólo en pequeña medida en su dieta”, aseguró la integrante del Laboratorio de Herpetología del INALI, que lidera el doctor Alejandro Giraudo.
Las especies pertenecientes a un mismo grupo tienden a alimentarse de lo mismo, dado que su dieta está restringida por los hábitos de sus ancestros. “Por ejemplo, de las especies estudiadas, el grupo de la cascabel, la yarará grande y la yarará chica se alimenta principalmente de mamíferos; y el grupo de las corales, de reptiles alargados”, puntualizó Bellini.
La influencia de los antepasados explica también que la mayoría de las culebras o colúbridos (serpientes inofensivas de tamaño medio) basen su alimentación en anfibios, a pesar de que la oferta de insectos sea elevada en Sudamérica. “No existen grupos evolutivos de serpientes capaces de comenzar a incorporarlos en su dieta”, añadió.
Los ejemplares utilizados para este estudio viven en la Cuenca del Plata y fueron recolectados en las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Chaco, Formosa y Buenos Aires.
El trabajo pone de manifiesto la importancia de conocer la historia evolutiva de una comunidad para entender qué especies la componen, y cómo influencian sus roles ecológicos asociados a dieta, hábitat y otros factores, señaló Bellini.
En el trabajo también participaron Giraudo y la doctora Vanesa Arzamendia, del INALI; y el doctor Eduardo Etchepare, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la Universidad Nacional del Nordeste, en la Provincia de Corrientes.
La doctora Gisela Bellini manipulando una serpiente en el Laboratorio de Herpetología del Instituto Nacional Limnología, dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional del Litoral.
Especies de serpientes incluidas en el vasto estudio realizado por los científicos del Instituto Nacional Limnología.