Un equipo internacional de investigadores, del cual participa un neurocientífico argentino, propuso un método que, en el futuro, ayudaría a detectar a aquellos pacientes que siguen conscientes durante una cirugía.
(11/11/2015 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Hasta la fecha, no es posible distinguir de manera fiable un estado consciente de uno inconsciente sobre la base de la actividad cerebral, lo cual ocasiona, por ejemplo, que los cirujanos y anestesistas sean incapaces de detectar aquellos raros pero aterradores casos de pacientes que experimentan conciencia accidental durante una operación.
Sin embargo, un estudio en Argentina, Estados Unidos y Japón sugiere un método posible de monitoreo cerebral que, basado en principios de la física y la matemática, permitiría discriminar ambos estados de conciencia.
“Podría ser un primer paso importante para el desarrollo de detectores de conciencia”, destacó a la Agencia CyTA-Leloir el primer autor, Guillermo Solovey, investigador del CONICET en el Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Solovey y sus colegas del Brain Science Institute RIKEN de Japón, de la Universidad Rockefeller y del Centro de Biología Computacional de Nueva York, en Estados Unidos, registraron la actividad del cerebro de monos con una malla de 128 electrodos, antes, durante y después de la inducción de la anestesia. Y comprobaron que, cuando la consciencia se desvanece, la actividad eléctrica del cerebro se vuelve menos “flexible” y más estable, señaló Solovey, quien también forma parte del Laboratorio de Neurociencia Integrativa que agrupa investigadores de la UBA y la Universidad Torcuato Di Tella.
“Para dar una analogía, nuestro análisis sugiere que la pérdida de la conciencia es similar a pisar el pedal de resonancia en el piano: los sonidos se disipan más rápido independientemente de la melodía específica que se está reproduciendo”, precisó.
El trabajo, todavía muy preliminar, podría tener una aplicación clínica importante en anestesiología. Cuando se administra anestesia general durante una operación, los especialistas no pueden decidir si ya tuvo efecto y si el paciente está consciente (o no) sólo a través de mediciones de electrofisiología. “La falta de respuesta verbal o la inmovilidad se toman como factores que indican grados crecientes de inconsciencia”, explicó Solovey, aunque se estima que en 1 de cada 19 mil pacientes la conciencia puede pasar inadvertida para los médicos porque el paciente no puede hablar o moverse.
Según publican Solovey y sus colegas en “The Journal of Neuroscience”, el hallazgo propone una nueva forma de distinguir el cerebro consciente del inconsciente. Y también podría ser útil para estudiar estados de “conciencia aumentada”, como los que se producen en ciertos trances místicos o bajo los efectos de drogas.
Guillermo Solovey, investigador del CONICET en el Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.