El italiano Paolo Bianco, que logró frenar en su país tratamientos “milagrosos” no aprobados, falleció a los 60 años. Entrevista en Buenos Aires, realizada hace apenas un mes.
(16/11/2015 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Paolo Bianco, un médico italiano y referente internacional en la biología de células madre, murió a los 60 años. Profesor y director de Patología en la Universidad La Sapienza de Roma, su deceso representa una dolorosa pérdida para la comunidad de investigadores en ese campo, que lo valoraba no sólo por sus méritos científicos sino también por su defensa de la “buena ciencia” frente a los aventureros.
“Era un científico con un fuerte compromiso social para asegurar que no se engañe a la gente y un coraje a toda prueba”, señaló el doctor Fernando Pitossi, jefe del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso del Instituto Leloir e investigador del CONICET. El año pasado, Bianco había sido galardonado por la Sociedad Internacional para la Investigación de Células Madre (ISSCR) con el Premio de Servicio Público en reconocimiento por su participación clave en el debate público y la formulación de políticas en Italia relacionadas con la regulación de los tratamientos con células madre.
De visita en Buenos Aires, a comienzos de octubre pasado, Bianco ofreció a la Agencia CyTA-Leloir una de sus últimas entrevistas. El siguiente extracto sirve también para honrar su memoria.
A partir de 2009, usted lideró una iniciativa contra la Fundación Stamina: una organización privada en Italia que, sin evidencias científicas, pretendía tratar la enfermedad de Parkinson, la distrofia muscular y la atrofia muscular espinal mediante la aplicación de células madre de la médula espinal. ¿Por qué decidió embarcarse en esa campaña?
Había una gran campaña en los medios de comunicación, encabezada por la Fundación Stamina, en apoyo de lo que yo llamaría una organización criminal de personas que estaban tratando de probar terapias peligrosas para enfermedades neurodegenerativas, empleando células que no tenían ninguna esperanza de hacer algo bueno. No tenían evidencia científica que demostrase la eficacia y seguridad de sus tratamientos, que, además, eran muy caros. Como médico y científico, sentí que tenía que hacer algo. Y por eso, junto a algunos colegas, decidimos participar de la “arena pública” y dar declaraciones en la televisión, los periódicos, la radio y otros ámbitos.
Tenían que convencer a los políticos, a los pacientes y los ciudadanos con evidencias y argumentos científicos y racionales. No era sencillo.
Sí. Estos tratamientos no estaban aprobados, eran ilegales, y también prohibidos por la Agencia Italiana de Regulación de Uso de Medicamentos. A pesar de esto, había miembros del tribunal que ordenaron la administración de esas terapias a algunos pacientes y el Senado votó una nueva ley que admitiría su uso. Por otra parte, su aplicación produciría enormes pérdidas económicas para el sistema sanitario público italiano, que podían incluso llevarlo al límite de la quiebra. Es más, en mayo de 2013 el gobierno se comprometió a pagar $ 3,9 millones de euros para hacer ensayos clínicos.
¿Cómo siguió la historia?
Mis colegas y yo participamos activamente en los debates públicos haciendo declaraciones, redactando artículos y dando decenas de entrevistas cada semana en los medios de comunicación para asegurarse de que esta ley se detuviera. Al final la cámara baja votó en contra. Este fue un importante precedente en cuanto a la regulación de las terapias con células madre en Italia y también en Europa. Además, dos comités de expertos independientes, designados por el Ministro de Salud, rechazaron por unanimidad el “método Stamina”. Fue una larga lucha. Después de estos hechos, las cosas comenzaron a cambiar.
¿Qué tan lejos estamos de ver a las terapias basadas en células madre curando enfermedades?
Esa es la pregunta del millón. Las células madre aportan una perspectiva completamente diferente en la medicina. Sabemos que las células madre ya han cambiado significativamente la medicina. Muchas personas no suelen saber que lo que llamamos trasplante de médula ósea, que salva miles de vidas al año en todo el mundo, es una terapia de células madre. Y puedo también mencionar el caso de la sustitución de la piel hecha con células madre en pacientes que sufrieron quemaduras graves. Lo que es nuevo, ahora, es la idea de que ese tipo de células se pueden utilizar para reparar, reconstruir o regenerar muchos otros tejidos, lo que no se consideraba posible en la medicina antes. Hay enormes problemas y desafíos sobre la naturaleza de estos tejidos, que son más difíciles de tratar que la sangre y la piel. Lo que se debe hacer es investigar y tratar de lograrlo.
Bohr decía que es difícil hacer predicciones… sobre todo del futuro.
Uno tiene que ser objetivo con el público y decirle que hay nuevas oportunidades, pero no se puede decir que esto va a suceder en los próximos dos, cinco o diez años. No es sabio hacerlo.
Paolo Bianco era profesor y director de Patología en la Universidad La Sapienza de Roma. Logró impedir la aplicación de tratamientos no aprobados con células madre en Italia.