Los afectados por la enfermedad tienen menor capacidad para distinguir el aroma de la menta, el ajo, el pescado, la naranja, la banana, el café y el clavo de olor, según un estudio argentino que comparó los resultados propios con otros publicados en cinco países. El hallazgo podría tener aplicación en baterías de diagnóstico temprano.
(20/11/2015 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. El estudio del patrón de reconocimiento de olores podría servir para como una herramienta “universal” para detectar a pacientes en estadios tempranos de la enfermedad de Parkinson, lo que permitiría iniciar el tratamiento específico en forma más oportuna.
Así lo indica la evidencia reunida por un equipo de investigadores argentinos, quienes examinaron la capacidad olfatoria de 112 pacientes y compararon los resultados con registros de Alemania, Brasil, China, los Países Bajos y Sri Lanka, con un número similar de sujetos sanos.
Uno de los síntomas más frecuentes de la enfermedad de Parkinson es la hiposmia, es decir, una menor capacidad para percibir e identificar olores. Sin embargo, existía la preocupación de que un método para evaluar esa función pudiera estar influido por factores culturales.
Ahora, los especialistas comprobaron que existen siete olores (de un total de 16 que se examinan en el test “Sniffin’ Sticks”) que, en todos los países, se discriminan de manera diferencial según la persona tenga o no la enfermedad: menta, ajo, pescado, naranja, banana, café y clavo de olor.
El hallazgo, publicado en la revista “Chemical Senses”, confirma la potencialidad de esta herramienta para el diagnóstico del Parkinson antes de que se manifiesten los síntomas motores. “Cuando la hiposmia detectada se combina con trastornos del sueño REM y constipación crónica, el riesgo de la enfermedad se encuentra incrementado”, afirmó el autor principal del estudio, el neurólogo Marcelo Merello, director del Departamento de Neurociencias del Instituto de Investigaciones Neurológicas “Dr. Raúl Carrea“ del FLENI e investigador clínico del CONICET.
En esos casos, se recomiendan otros estudios, como tomografías computarizadas (SPECT) y por emisión de positrones (PET), para confirmar la presunción y eventualmente instaurar el tratamiento oportuno.
Además de Merello, quien también es profesor titular de Enfermedades Neurodegenerativa de la Universidad Católica Argentina (UCA), participaron del estudio los doctores Patricio Millar Vernetti, Malco Rossi y Daniel Cerquetti, del FLENI; y Santiago Pérez Lloret, de la UCA.
Según el estudio, el olor a naranja figura en la lista de aromas que los pacientes con la enfermedad de Parkinson distinguirían con más dificultad.