Científicos de La Plata midieron la concentración de esos compuestos tóxicos clorados en el aire de 18 locaciones rurales y urbanas de la provincia.
(19/08/2016 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Las dioxinas y furanos, a menudo englobados simplemente como dioxinas, son un grupo de contaminantes orgánicos clorados que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como una preocupación mayor para la salud pública. Ahora, científicos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) publicaron el primer “mapa” o registro de la concentración de estas sustancias en el aire de 18 lugares rurales y urbanos de la provincia de Buenos Aires.
“Aunque la inhalación no es una vía de ingreso importante en seres humanos, el riesgo de su presencia en aire radica en su probable transferencia a las cadenas alimentarias”, señaló a la Agencia CyTA-Leloir la autora principal del estudio, la doctora Natalia Cappelletti, del Laboratorio de Química Ambiental y Biogeoquímica de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP. Según la OMS, más del 90% de la exposición humana a esas sustancias se produce por medio de los alimentos, en particular los productos cárnicos y lácteos, pescados y mariscos.
Las dioxinas y furanos provienen de fuentes tales como quemas no controladas de residuos, incineradores en mal estado y ciertos procesos industriales. “La exposición prolongada a estos compuestos se ha relacionado con efectos carcinogénicos y alteraciones inmunológicas, del sistema nervioso, del desarrollo, del sistema endocrino y de la función reproductora”, afirmó la investigadora del CONICET.
Para este estudio, publicado en la revista “Science of the Total Environment”, los investigadores ubicaron captadores de aire durante dos a tres meses en 18 locaciones bonaerenses y luego realizaron las determinaciones en laboratorio.
Como era de esperar, en el campo las concentraciones promedio de dioxinas y furanos resultaron ser entre diez y treinta veces inferiores a las registradas en ciudades (aunque todavía inferiores a los máximos valores admitidos por la OMS). Sin embargo, los autores encontraron un sitio rural con niveles muy elevados de estos compuestos, lo que podría atribuirse a la emisión de incineradores municipales.
Para Cappelletti, la prevención o reducción de esos contaminantes debe basarse en un control estricto de los procesos industriales y de gestión de residuos. “Además, es preciso incluir el monitoreo de esos compuestos en diversas etapas de producción de los alimentos”, añadió.
Los investigadores fueron liderados por el doctor Juan Carlos Colombo, de la UNLP, y también participaron otros miembros de su grupo: las doctoras Julia Astoviza y María Carolina Migoya.
Los científicos de La Plata colocaron captadores de aire durante dos a tres meses en 18 locaciones bonaerenses para medir la contaminación por dioxinas.