El método es más sencillo que la determinación directa y podría usarse para estimar el riesgo en zonas productoras con niveles elevados del elemento.
(05/08/2016 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. En algunas regiones argentinas, así como en otros países, el arsénico (As) está presente en el agua subterránea como un componente natural. Y si se acumula de manera progresiva en el organismo puede causar hidroarsenicismo crónico regional endémico o HACRE, enfermedad que en algunos casos puede ocasionar lesiones en órganos internos y cáncer.
Ahora, un grupo de investigadores elaboró una fórmula matemática para estimar la concentración de arsénico en leche de vaca, una determinación que es más difícil realizar de forma directa. El llamado “factor de biotransferencia” (BTF) se calcula a partir de la concentración del elemento en el agua de bebida animal, la tasa de ingesta de agua y de producción diaria de leche.
“Esta metodología es simple y accesible, y es útil en la valoración del riesgo potencial del arsénico en leche y productos lácteos derivados”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Alicia Fernández Cirelli, directora del Instituto de Investigaciones en Producción Animal (INPA), dependiente del CONICET y de la UBA.
La fórmula, descrita en la revista “Environmental Science and Pollution Research International”, fue validada en establecimientos del sudeste de la provincia de Córdoba, un área que posee elevados niveles de arsénico en agua subterránea. “Pero, para ser estrictos, la herramienta necesitaría ser validada en otras regiones del país antes de estar al alcance de productores y de entes regulatorios de alimentos”, señaló Fernández Cirelli, también directora del Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua (CETA) de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA.
El estudio también lo firman los doctores Alejo Pérez-Carrera y Cristina Alvarez-Gonçalvez, también del CETA y del INPA.
La doctora Alicia Fernández Cirelli, directora del Instituto de Investigaciones en Producción Animal (INPA), dependiente del CONICET y de la UBA.