Científicos mendocinos desarrollaron una técnica para medir, en menos de 20 minutos, el contenido de ciertos compuestos antioxidantes beneficiosos para la salud. Puede aplicarse a la bebida o al orujo de la uva.
(12/09/2016 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. En el epicentro vitivinícola del país, científicos desarrollaron una técnica rápida, económica y sustentable para determinar, en vinos o el orujo de la uva, el contenido de ciertos compuestos antioxidantes que explicarían las propiedades saludables de la bebida.
Se trata de 20 compuestos fenólicos, como el resveratrol, que pueden contribuir a prevenir o mitigar la hipertensión y reacciones inflamatorias en el organismo. El nuevo método completa la medición en 19 minutos, alrededor de una tercera parte de lo que tardan los procedimientos convencionales.
“Con este avance pretendemos responder a la necesidad de analizar un gran número de muestras en poco tiempo y ser capaces de brindar resultados confiables a lo largo del tiempo”, afirmó a la Agencia CyTA-Leloir el autor principal del estudio, el doctor Ariel Fontana, del Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM), que dirige el doctor Rubén Bottini y depende de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y del CONICET.
Además de determinar esos compuestos beneficiosos en el vino, el método puede aplicarse a extractos de orujo: las semillas y el hollejo de la uva que son remanentes del proceso de fermentación de la bebida y que hoy representan un subproducto de la vitivinicultura que se desecha. Los investigadores probaron la técnica en distintas variedades de uva, incluyendo Cabernet Sauvignon, Bonarda y Aspirant Bouchet.
Fontana, quien integra el grupo de Bioquímica Vegetal del IBAM, cree que el orujo se podría aprovechar como insumo para industrias alimentarias, farmacéuticas, fitoterapéuticas y cosméticas. “Nuestro objetivo es generar conocimiento de interés y utilidad para las industrias locales en la solución de problemas específicos”, concluyó.
El trabajo fue publicado en la revista “Food Chemistry” y también lo firma Andrea Antoniolli, becaria doctoral de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo en el IBAM.