Un científico argentino determinó, junto a colegas de Chile y de España, que las nueve especies de arácnidos emparentados descienden de un ancestro común que ingresó a la isla hace dos millones de años. De colores claros y hábitos nocturnos, se caracterizan por volar largas distancias sobre telarañas impulsadas por el viento.
(02/01/2017 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. En la remota isla chilena Robinson Crusoe, ubicada en el archipiélago Juan Fernández a casi 700 km de Valparaíso, los únicos descendientes de náufragos que quedan son unos arácnidos del género Philisca que navegan fantasmales con sus telas de araña como si fueran las velas de un barco. Ahora, un equipo internacional de científicos liderado por un argentino dilucidó el enigmático origen de las nueve especies endémicas del lugar: todas provienen de un ancestro común que colonizó la isla hace aproximadamente 2 millones de años.
“Como el famoso personaje de Daniel Defoe, náufragos de ocho patas lograron entonces llegar a la isla”, sintetizó el doctor Eduardo Soto, quien hizo su tesis de posdoctorado en la División de Aracnología del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) bajo la dirección del doctor Martín Ramírez.
Ese género de arácnidos pertenece a un grupo de arañas llamado “fantasma” por sus colores claros, hábitos nocturnos y extrema velocidad para correr y desaparecer de la vista. En el continente viven en bosques templados cordilleranos a lo largo de Chile y Argentina. Sus estrategias de dispersión son “espectaculares”, dijo Soto. Por ejemplo, generan hilos de seda que al ser capturados por la fuerza del viento las despliega en el aire como si fueran velas.
Según describe la revista “Molecular Phylogenetics and Evolution”, Soto y sus colegas argentinos, chilenos y españoles hicieron un trabajo detectivesco para resolver el misterio: analizaron dataciones de fósiles relacionados con este grupo de arañas y estudios moleculares de cuatro genes de varios especímenes de las nueve especies de las arañas isleñas. También emplearon métodos estadísticos. “Al cruzar la información logramos determinar el momento aproximado en que comenzó la historia de esos animales en la isla”, destacó Soto, actualmente investigador del Laboratorio de Evolución del Departamento de Ecología, Genética y Evolución del Instituto de Ecología Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA), que depende del CONICET y de la UBA.
De acuerdo al investigador, el trabajo ayuda a comprender la biodiversidad del planeta y en particular de un tipo de arañas que siguen caminos evolutivos diferentes separados por diferentes geografías, en este caso el continente y una isla.
En el estudio también participaron otros investigadores de las universidades de La Serena, en Chile, y de Barcelona, en España.