Los científicos del CONICET y de la UBA generaron un ratón transgénico que imita esa enfermedad neurodegenerativa y podría promover nuevos tratamientos. También sirve para estudiar la demencia frontotemporal, la segunda causa de demencia después del Alzheimer.
(10/02/2017 -Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. El desarrollo de un modelo de investigación a cargo de un equipo de científicos argentinos permitirá mejorar la calidad de los estudios centrados en esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la demencia frontotemporal (DFT), dos enfermedades neurodegenerativas para las cuales todavía no existe cura.
En las dos patologías existe un proceso gradual y por ahora irreversible de muerte de las neuronas. Y, según estudios recientes, ambas también se asocian a anormalidades en una proteína llamada TDP-43. “Entender el rol de esta proteína en los procesos normales y patológicos del sistema nervioso central podría ser clave para entender mejor y desarrollar terapias para estas enfermedades”, indicó el doctor Lionel Muller Igaz, investigador del Conicet y director del Laboratorio de Fisiopatología Neuronal del Instituto de Fisiología y Biofísica Bernardo Houssay (IFIBIO), que depende del Conicet y de la UBA.
Durante su estadía postdoctoral en Estados Unidos, Muller Igaz desarrolló nuevos modelos animales de ELA y DFT basados en ratones modificados genéticamente, que expresan mayor cantidad de la proteína TDP-43 en el cerebro. “A pesar de que existen modelos animales similares en otros países del mundo, una de las características únicas del nuestro es que esta modificación afecta sólo al cerebro pero no a la médula espinal, otra región del sistema nervioso afectada por la enfermedad. De ese modo, podemos hacer preguntas más específicas respecto a los cambios observados”, indicó el investigador del IFIBIO.
Tal como describe la revista “Frontiers in Aging Neuroscience”, Muller Igaz y dos integrantes de su laboratorio, Julio Alfieri y Pablo Silva, realizaron un minucioso estudio sobre la evolución del impacto de la proteína TDP-43 en el comportamiento de los roedores a lo largo del tiempo, desde su edad temprana hasta los 13 meses de vida (que equivale aproximadamente 60 años en humanos).
Las conclusiones principales del estudio indican que los animales transgénicos para TDP-43 presentan un rápido deterioro de las funciones cognitivas y sociales. “Esto remeda los déficits en toma de decisiones, de memoria de trabajo y de sociabilidad que se observan sobre todo en pacientes con DFT [la segunda causa de demencia en la población general después del Alzheimer]”, afirma Muller Igaz.
Asimismo, a edades más avanzadas, los animales transgénicos desarrollan problemas en su motricidad, “lo cual también refleja otros síntomas en el espectro de pacientes con ELA/DFT. De este modo, hemos establecido un novedoso modelo de esas patologías con algunas características diferentes a los que se encuentran disponibles en la actualidad”, afirmó el científico, quien el año pasado ganó un importante premio de la Fundación HD Lorena Scarafiocca para estudiar la enfermedad de Huntington.
El trabajo liderado por Muller Igaz establece un modelo que permitiría estudiar diferencialmente los mecanismos que relacionan a la proteína TDP-43 con cambios en distintos aspectos de la conducta, y de esa manera “abordar” específicamente diferentes síntomas de la enfermedad a nivel experimental. “Por otro lado, este modelo animal nos permite ‘prender y apagar’ el aumento en la cantidad de TDP-43. Esto posibilita determinar tanto los efectos de incrementar sus niveles como el de regresarlos la normalidad a fin de saber si existen períodos críticos de susceptibilidad en el desarrollo de la enfermedad”, indicó el investigador.
La ELA, la enfermedad que padecieron, por ejemplo, Roberto Fontanarrosa y Ricardo Piglia, afecta hasta a 5 de cada 100.000 habitantes al año en Argentina, lo que equivale a aproximadamente a 2.000 personas. La DFT, en tanto, podría aquejar al 1-4% de los mayores de 65 años.