Investigadores del CONICET y de la UNSAM comprobaron que recrear la salinidad del agua de mar podría acelerar el crecimiento de esta especie, abundante en las lagunas bonaerenses.
(26/06/2017 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Uno de los factores que dificultan el desarrollo de la acuicultura del pejerrey (Odontesthes bonariensis) es su tasa de crecimiento relativamente baja. Se requieren casi dos años para que alcancen el tamaño comercial.
“Es mucho tiempo”, afirma el doctor Luis Fabián Canosa, investigador del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas-Instituto Tecnológico Chascomús (IIB-INTECH) sede Chascomús, dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM).
Pero ahora, un riguroso estudio científico liderado por Canosa y cuyo primer autor fue el becario doctoral Juan Ignacio Bertucci permitió identificar que una salinidad alta (30 gramos por litro), similar a la del mar, podría acelerar las tasas de crecimiento de ese pez tan preciado en la industria alimenticia.
Tal cual describen en la revista “Comparative Biochemistry and Physiology” los investigadores del Laboratorio de Neuroendocrinología Comparada del IIB-INTECH, esa concentración de sal estimula la expresión de la hormona de crecimiento y puede, asimismo, afectar de manera directa o indirecta la ingesta de alimento del pejerrey.
Los científicos estudiaron el efecto de cambios de la salinidad del agua sobre la expresión de genes relacionados con la regulación del crecimiento, la ingesta y el metabolismo de los lípidos. “Los peces se aclimataron a diferentes salinidades y luego se tomaron muestras de varios tejidos para determinar la expresión de los genes de interés”, puntualizó Canosa.
Así, los investigadores observaron que los niveles de salinidad influyen en la expresión de nesfatina-1, un péptido que inhibe la ingesta, así como en los de una enzima (Δ6-desaturasa) que limita la producción de ácidos grasos poliinsaturados, como los omega-3.
“Estos resultados aportan datos para entender mejor los requerimientos de este pez, que pueden servir a los fines de establecer las mejores condiciones para el cultivo intensivo”, dijo Canosa.
El avance contó con la colaboración del doctor Suraj Unniappan, de la Universidad de Saskatchewan en Canadá, de Pedro Gómez-Requeni y Mario Oswaldo Tovar, del IIB-INTECH, y de Ayelén Melisa Blanco, de la Universidad Complutense de Madrid, España.