Investigadores de Argentina y varios países ubicaron en el árbol de la vida a un curioso mamífero con rasgos de camello, caballo, rinoceronte y tapir. Sus restos habían sido hallados por el naturalista inglés en 1834.
(27/06/2017 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. En 1834, durante una recorrida por Puerto San Julián, en la actual provincia argentina de Santa Cruz, Charles Darwin descubrió varios restos óseos de un curioso mamífero extinto que, desde entonces, desafió a los métodos clásicos de clasificación taxonómica.
Bautizado macrauquenia o Macrauchenia patachonica, Darwin lo definió como un “notable cuadrúpedo”: “Pertenece a la misma división o grupo de los paquidermos junto con el rinoceronte, el tapir y el Palæotherium [antepasados de los actuales caballos], pero en la estructura de los huesos de su largo cuello ofrece una evidente relación con el camello, o más bien con el guanaco y llama”, escribió el naturalista en sus diarios.
Ahora, científicos del CONICET y de otras instituciones de Argentina participaron de un estudio internacional que logró extraer por primera vez el ADN de la macrauquenia y dilucidó su grado de parentesco con mamíferos actuales.
Macrauchenia patachonica es el último representante del linaje de los Litopterna, un grupo que se desarrolló en América del Sur y la Antártida durante casi 65 millones de años y se extinguió hace aproximadamente 10 mil años sin dejar descendientes vivos.
“Logramos extraer el genoma (ADN) mitocondrial prácticamente completo de restos fósiles de estos imponentes animales, de los que desconocíamos las relaciones de parentesco respecto de los mamíferos vivientes”, señaló a la Agencia CyTA-Leloir el doctor Javier Gelfo, investigador del CONICET en la División de Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). “Es la primera vez que se consigue algo así, ya que la obtención de ADN antiguo es compleja por el alto grado de contaminación de las muestras”, añadió.
Mediante nuevas técnicas de secuenciación y mapeo genético, los científicos revelaron que los Litopterna –grupo al que pertenece Macrauchenia– están hermanados con los perisodáctilos: un grupo de mamíferos que tienen dedos impares y pezuñas, como los caballos, tapires y rinocerontes.
“Estos grupos compartirían un ancestro común hace aproximadamente 66 millones de años”, destacó Gelfo. Y agregó que el hallazgo permitió encontrar el lugar de macrauquenia dentro del árbol evolutivo.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista “Nature Communications”, fue coordinado por Michael Westbury y Michael Hofreiter, del Instituto de Bioquímica y Biología de la Universidad de Postdam, Alemania, y Ross MacPhee, del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, Estados Unidos.
Además de Gelfo, también participaron del equipo Marcelo Reguero y Mariano Bond, del CONICET y de la UNLP, Alejandro Kramarz, del CONICET y del Museo Argentino de Ciencias Naturales ‘Bernardino Rivadavia’, en Buenos Aires, Analía Forasiepi, del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (dependiente del CONICET, de la Universidad Nacional de Cuyo y del Gobierno de la Provincia de Mendoza), Luis Aguilar, del Museo Paleontológico de San Pedro ‘Fray Manuel de Torres’, Fernando Scaglia, del Museo Municipal de Ciencias Naturales ‘Lorenzo Scaglia’ de Mar del Plata, y colegas de Uruguay, Chile y Francia.