Un concurso literario infantil apunta a visibilizar la participación de la mujer en la ciencia. Y las “heroínas” de las historias son investigadoras de carne y hueso.
(12/01/2018 – Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. ¿Qué habría pasado si Andrea Gamarnik, una científica del CONICET que estudia los mecanismos de multiplicación del virus del dengue en el Instituto Leloir, se hubiera “rendido” con sus experimentos? ¿Y qué si hubiera decidido ser profesora de educación física, como también contempló cuando iba a la escuela? Las preguntas, y algunas posibles respuestas, aparecen en el cuento premiado del concurso literario “Cientichicas de mi país”, destinado a niñas y niños de 11 a 13 años, y en el que los autores debían entrevistar personalmente a grandes científicas de Argentina y dar a conocer sus contribuciones a través de un relato de ficción basado en hechos reales.
El concurso fue organizado por el grupo “Amautas Huarmis” (“mujeres sabias” en quichua), un grupo multidisciplinario de científicas que trabajan en la provincia de Santiago del Estero. “El objetivo es visibilizar el rol de las mujeres en la ciencia, deconstruir la imagen establecida en el inconsciente colectivo sobre las/los científicas/os, y despertar las vocaciones científicas desde temprana edad”, indicó una de sus integrantes, María Guadalupe del Valle Barrionuevo, una biotecnóloga, doctora en bioquímica y becaria postdoctoral del CONICET.
De acuerdo con un informe reciente del Instituto de Estadística de la UNESCO, las mujeres constituyen solo un 28% de los investigadores existentes en el mundo. El mismo documento revela que, en Argentina, el 58% de los estudiantes de grado, el 56% de doctorado y 53% de los investigadores son mujeres. Sin embargo, aún no están representadas de manera equitativa en los altos cargos del sistema científico.
Para Gamarnik, quien recibió en 2016 el Premio internacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”, el concurso es un avance hacia la igualdad de género. Dijo que leer el cuento que la tuvo como protagonista fue emocionante. “Hay que empezar a reconocer el trabajo de las científicas desde la escuela primaria. Enseñarles a las chicas que las mujeres tienen todas las capacidades para hacer lo que se propongan, de que pueden seguir una carrera científica y además sentir pasión por eso”, instó.
Del concurso participaron decenas de chicos de todo el país. Las ganadoras del primer premio, que se apodaron como “Las tres mosqueteras”, fueron Daiana Carcagno, Malena Ruggiero y Juliana Vilaró, de la ciudad de Buenos Aires. “Esto nos demuestra las fantásticas científicas que tenemos en nuestro país. Cada uno de los argentinos tiene que reconocerlas. Y el concurso literario nos parece una muy interesante y divertida manera de hacerlo”, señaló Daiana.
Además de Gamarnik, en el concurso también participaron (como protagonistas de relatos) otras científicas reconocidas como Bibiana Vilá, Gabriela González, María Luján Ferreira, Dora Barrancos, Diana Maffia, Cecilia Bouzat, Fabiana Drincovich, María Teresa Dova, Mariana Weissmann y Cecilia Canevari.
“Continuaremos trabajando desde Santiago del Estero para lograr que la ciencia sea cada día más igualitaria y que todas las niñas y todos los niños puedan tener nuevos espejos donde reflejarse”, enfatizó Barrionuevo.