Científicos de Mar del Plata proponen el uso de ese desecho para inhibir el crecimiento del hongo de la “podredumbre blanca”, un patógeno del maní, el tabaco, el girasol y varios cultivos hortícolas.
(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. Las cáscaras de girasol y otros desechos de la industria agroalimentaria podrían servir como materia prima para el desarrollo de fungicidas naturales, amigables con el ambiente y efectivos contra distintos hongos que causan enfermedades en los cultivos, como la podredumbre blanca.
Así lo creen científicos argentinos, quienes realizaron ensayos de laboratorio con un compuesto fitoquímico, el ácido clorogénico o CGA, presente en cáscaras de girasol, piel de papa y desechos de aceitunas.
El CGA ha ganado significativa atención en los últimos años por sus propiedades farmacológicas, principalmente como antioxidante, antiinflamatorio y regulador de la glucemia. Pero la doctora Laura de la Canal y otros colegas del Instituto de Investigaciones Biológicas, que depende de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y del CONICET, se propusieron analizar su rol como bio-fungicida
Tal como describe la revista “Pesticide Biochemistry and Physiology”, los investigadores de Mar del Plata comprobaron en el laboratorio que CGA puede inhibir in-vitro el crecimiento de, al menos, cinco hongos que causan pérdidas importantes en cultivos de interés agrícola y hortícola en el país.
Algunos de los patógenos inhibidos fueron Cercospora sojina, causante de la mancha ojo de rana en soja, y Sclerotinia sclerotiorum, que produce la podredumbre blanca en maní, tabaco, girasol y varios cultivos hortícolas.
A raíz de estos resultados, los autores del estudio procedieron a realizar ensayos con plantines de tomate a escala de laboratorio para definir la capacidad de extractos de cáscaras para aumentar la tolerancia a enfermedades causadas por hongos.
“En caso de confirmarse los resultados preliminares, se espera pasar a la etapa de análisis a escala de invernáculo en colaboración con otras instituciones oficiales o empresas interesadas en el desarrollo de este tipo de fungicida natural”, afirmó De la Canal.
El corresponde a un proyecto financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica enmarcado en el Plan Nacional Argentina Innovadora 2020. Y también lo firman Guadalupe Martínez, Mariana Regente, Santiago Jacobi, Marianela Del Rio y Marcela Pinedo, del CONICET y de la UNMdP.