Si avanza el desmonte y el riego por la actividad vitivinícola, los científicos advierten que se podría eliminar la barrera natural del desierto del monte que frena la expansión de los insectos.
(Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Si las autoridades, productores y habitantes de la zona de Cafayate, en Salta, no toman medidas para contener a Linepithema humile o la “hormiga invasora argentina”, como se la conoce en el mundo, la invasión se podría convertir en un dolor de cabeza para la industria vitivinícola.
Así lo advierten científicos del CONICET, de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y de la UBA, quienes señalaron que una “supercolonia” o serie de colonias emparentadas de esta hormiga que se descubrió en Yacochuya (a ocho kilómetros de la ciudad de Cafayate) está “confinada” por una barrera natural de arbustos y la sequedad propia del desierto del monte. “Pero si avanza el desmonte y la irrigación asociadas a la actividad vitivinícola, eso podría favorecer su dispersión”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Carolina Paris, investigadora del Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Estas hormigas no causan un daño económico directo, porque no se alimentan de hojas de las vides. Sin embargo, producen un perjuicio indirecto: protegen de enemigos naturales a cochinillas y pulgones, plagas que pueden afectar el vigor de la vid y el contenido de taninos de los vinos.
Según el trabajo publicado en la revista “Insects”, la típica vegetación del desierto de monte que funciona como barrera incluye arbustos de jarilla y retama, así como algarrobos, acacias y cardones. Sin embargo, en los últimos 15 años, la cantidad de hectáreas de viñedos en la zona casi se duplicó. “En la zona de Yacochuya, ahora hay un viñedo a sólo 250 metros de la supercolonia”, destacó María Schulze-Sylvester, investigadora del Instituto para el Estudio de la Biodiversidad de Invertebrados (IEBI), que depende del CONICET y de la UNSa.
Los investigadores están tomando acciones para difundir entre los productores y habitantes de la zona el problema que esta hormiga podría representar para la producción vitivinícola y hortícola. “Recomendamos no extraer leña, tierra ni plantas de la zona. Y, lo más importante, que esa franja de vegetación nativa no desaparezca”, enfatizó Paris.
“También le aconsejamos a la gente hacer jardines con plantas nativas, acordes a la zona, es decir que utilicen poca agua. De esta manera, no se generan zonas húmedas donde la hormiga argentina se pueda establecer”, afirmó por su parte Schulze-Sylvester, quien realiza su tesis de doctorado bajo la codirección de Paris.
El trabajo científico comenzó gracias a la observación de uno de los dueños de la bodega San Pedro de Yacochuya, Marcos Etchart, quien les comunicó a las autoras del estudio acerca de la presencia en la zona de una hormiga “asesina” que resultó ser la hormiga argentina. En una siguiente etapa, además de talleres informativos, los investigadores van a poner a disposición de los pobladores una aplicación para el celular que facilitará la identificación de estos insectos.
“Lo que me gusta de la programación es la posibilidad de poder crear un vínculo entre la ciencia y la gente”, afirmó Juan Martín Díaz Guastavino, autor del desarrollo de la app y pasante en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Del avance también participó José Corronca, también director de la tesis doctoral de Schulze-Sylvester e investigador del IEBI.