Según una encuesta en San Juan, la mayoría de los ganaderos cree que la emblemática ave de la cordillera es una especie perjudicial. Y para los investigadores, esa percepción negativa pone en riesgo su supervivencia.
(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. El imponente cóndor andino o Vultur gryphus, el ave voladora más grande del mundo y emblema de varios países de América del Sur, es un carroñero que cumple la función de “basurero ecológico”: limpia los campos de animales muertos por enfermedades, envenenamientos o caza. Sin embargo, la mayoría de los ganaderos o personas que tuvieron ganado percibe que es una especie perjudicial debido a que podría atacar terneros recién nacidos, lo cual alienta su persecución.
Así lo revela un estudio realizado en Valle Fértil, provincia de San Juan, a cargo de investigadores del CONICET, de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y del Centro Regional Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), en Bariloche.
“Un porcentaje de ganaderos o personas que tuvieron ganado también reconocieron que aún se matan cóndores, o declararon conocer a personas que lo han hecho”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir el director del estudio, el doctor Carlos Borghi, del Centro de Investigaciones de la Geósfera y Biósfera (CIGEOBIO), dependiente del CONICET y de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ.
El estudio, publicado en PLoS One, se basó en entrevistas realizadas a 112 personas: 66 tenían o tuvieron ganado; el resto incluía a empleados, profesores y maestros, estudiantes, jubilados, comerciantes y amas de casa.
Los resultados del estudio sugieren que la conservación de cóndores y otros carroñeros similares depende de que haya programas de educación formales e informales diseñados para cambiar la percepción negativa de la especie y de estudiar y mitigar el “conflicto cóndor-ganado”, señaló Borghi. Y agregó que esos programas deberían enfocarse a los ganaderos, que son quienes peor imagen tienen del ave. “La muerte de un bajo número de cabezas de ganado puede tener, para un productor pequeño, un fuerte efecto en su economía”, interpretó Borghi quien también es profesor del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ.
El cóndor andino antes se distribuía a lo largo de la cordillera de los Andes en toda Sudamérica y ahora tiene solo poblaciones importantes en Argentina y Chile, con una tendencia decreciente. “La percepción negativa de la especie es un problema para su supervivencia”, añadió Borghi.
Por otra parte, el científico destacó que, pese a que los ganaderos creían ser perjudicados por la especie, no se mostraron de acuerdo con eliminarlos de la región. “Eso da esperanzas de que un trabajo con ellos puede garantizar a largo plazo su permanencia”, concluyó.
Del estudio también participaron Verónica Cailly Arnulphi, del CIGEOBIO, y Sergio Lambertucci, del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente (INIBIOMA), con sede en San Carlos de Bariloche, Río Negro, y dependiente de la UNCo y del CONICET.