Mostraron que una red de unidades móviles puede permitirles a los equipos de emergencias mantenerse en contacto y coordinar su trabajo cuando las comunicaciones colapsan por un terremoto, alud o tsunami. Del proyecto participaron también científicos de Chile, España, Brasil y los Estados Unidos.
(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. Un desastre natural impide las comunicaciones, y los rescatistas deben improvisar para encontrar sobrevivientes. La secuencia atrapa si se la piensa para el cine, pero es real y demanda una solución innovadora. Es la que proponen investigadores de Bahía Blanca, que demostraron que una red de drones puede interconectar a los servicios de emergencia.
“Los drones son una herramienta que se está utilizando cada día más en distintas funciones. Nuestro aporte más importante [para situaciones de emergencias] se centra, por un lado, en los algoritmos para decidir cuántos usar y en qué lugares se deben establecer para que puedan servir de puente entre todos los grupos de búsqueda y rescate; por otro, en el modelo de transmisión de mensajes”, destacó a la Agencia CyTA-Leloir Rodrigo Santos, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras de la Universidad Nacional del Sur e investigador del CONICET.
Las comunicaciones colapsan luego de un terremoto, de un alud o de un tsunami por varias razones: corte de cables, caída de antenas o sobredemanda de llamados para saber si los seres queridos están bien, entre otras. Y esto dificulta las tareas de los rescatistas, que, además de hablar, necesitan compartir información multimedia, como mapas y fotos. “Como alternativa, se suelen elegir las radios analógicas, como el VHF, pero no garantizan la recepción de los mensajes”, explicó Santos.
El ingeniero electrónico y doctor en Ingeniería ideó en una primera etapa del proyecto unidades de enlace con una posición fija para comunicaciones en tiempo real. “Es un sistema para ayudar en la evacuación hacia los refugios de poblaciones en zonas sensibles”, explicó. En esos casos, los equipos de emergencia actúan antes del desastre natural, cuando puede predecirse, por lo que es factible pensar en dispositivos ubicados en postes de luz o en vehículos (llaman a estas unidades móviles “mulas terrestres”).
Pero esas opciones tampoco funcionan si la infraestructura se derrumba o queda sepultada. De hecho, Santos contó que la idea de usar nodos móviles que pueden llegar rápidamente por aire –los drones o “mulas voladoras”– surgió de una inquietud de Defensa Civil de Río de Janeiro, donde son frecuentes los aludes en las colinas.
Según Santos, el estudio consistió en una simulación basada en la topografía de esa ciudad que buscó calcular las mejores posiciones para lograr una cobertura del terreno apropiada. Además, los científicos simularon mensajes y cómo se comportaba la red una vez establecida.
“No hay grandes dificultades para realizar una experiencia práctica del modelo –aseguró Santos–. Los costos no son altos, pero requieren el compromiso de alguna agencia estatal relacionada con la asistencia en este tipo de catástrofes: bomberos, defensa civil, emergencias médicas. El proceso se dificulta porque estos organismos muchas veces creen ver en este tipo de propuestas una auditoría a su gestión, que nadie puede cuestionar en su capacidad y labor. El problema [debido a errores de comunicación] no es de los países en vías de desarrollo, sino de todos en general”.
De la investigación, publicada en la revista Sensors, participaron también científicos de Chile, España, Brasil y los Estados Unidos. Completan el equipo Matías Micheletto, Vinicius Petrucci, Javier Orozco, Daniel Mosse, Sergio Ochoa y Roc Meseguer.