Al contrario de lo que se pensaba, las hembras del género Latrodectus no son las únicas que pueden inocular veneno a través de la piel.
(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. Hasta ahora se pensaba que solo las hembras de un género de arañas, conocidas vulgarmente como “arañas viudas” porque algunos miembros comen al macho después del apareamiento, podían picar e inocular su veneno en humanos. Pero un accidente en Argentina quizás obligue a reescribir los libros.
El caso ocurrió en marzo de 2016, en Villa Gobernador Gálvez, una localidad cercana a Rosario, cuando una joven de 21 años fue picada en su espalda (entre el cuello y el hombro derecho) por una pequeña araña de unos 5 milímetros de color pardo claro con algunas pequeñas manchas negras y blancas en el cuerpo y patas claras. Según refirió, el accidente le causó una sensación punzante seguida inmediatamente de enrojecimiento y un ardor que aumentó a los 10 minutos y disminuyó poco después. No requirió de asistencia médica.
Rápida de reflejos, la joven capturó al arácnido. Y cuando fue examinado, los científicos comprobaron que se trataba de un ejemplar macho adulto de “viuda marrón” o Latrodectus geometricus, una especie originaria de África, cuya presencia es muy frecuente en varias ciudades del centro y norte de Argentina como Rosario, Santa Fe, Córdoba y San Miguel de Tucumán.
El descubrimiento fue sorprendente. “Se creía que los machos del género Latrodectus serían incapaces de atravesar la piel humana debido al pequeño tamaño de sus quelíceros (piezas bucales)”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir el autor principal del estudio, Luciano Peralta, biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP).
El hallazgo “permite considerar que lo mismo podría ocurrir con machos de otras especies de ese género distribuido en todos los continentes, excepto la Antártida”, añadió Peralta. En Argentina también habitan otras 7 especies nativas del género Latrodectus conocidas como “viudas negras”, cuyas hembras son peligrosas. Por el contrario las hembras de Latrodectus geometricus son las únicas que no revisten peligrosidad en nuestro país.
La picadura de los machos podría tener lugar solo en aquellas zonas donde la piel es más delgada. De todos modos, Peralta destacó que las observaciones respaldan la noción de que los machos del género Latrodectus no revisten peligrosidad, más allá del susto y las molestias pasajeras.
El trabajo fue publicado en “Acta Toxicológica Argentina” y también participaron María Florencia Ansaldi, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, y Pedro Zeinsteger, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata.