“COVIDAR-Ag” permitirá determinar en 15 minutos si una persona está cursando la infección. El estudio es liderado por científicos del Instituto Leloir y del CONICET con participación de otros centros de investigación y hospitales. El proyecto, que recibió un subsidio de la Fundación Williams y es financiado por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), busca que el país cuente con esta herramienta que por ahora es importada.
(Agencia CyTA-Leloir)-. Científicos del CONICET en la Fundación Instituto Leloir (FIL) y un equipo interdisciplinario de otros centros de investigación y hospitales se encaminan a desarrollar y producir el kit “COVIDAR-Ag”, el primer test argentino de detección rápida del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 basado en antígenos. El proyecto recibió un subsidio de la Fundación Williams y es financiado por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) a través del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC).
“El kit estará basado en tiras reactivas, semejantes a los test de embarazo, que detectarán en 15 minutos la presencia del virus a través de la identificación de las proteínas que recubren su material genético en muestras de hisopado nasal. Permite saber si una persona está cursando la infección”, afirma Daiana Capdevila, una de las líderes del proyecto, jefa del Laboratorio de Fisicoquímica de Enfermedades Infecciosas en la FIL e investigadora del CONICET.
“Se trata de un test fácil de usar y ejecutable fuera del ambiente hospitalario ya que no requiere infraestructura de un laboratorio de análisis clínico. Esto agiliza la capacidad de rastreo de los casos positivos en diferentes ámbitos”, agrega Capdevila.
A la fecha los kits de antígenos para COVID-19 se importan. “Después de haber desarrollado exitosamente el primer kit nacional para detectar anticuerpos contra el SARS-CoV-2 y debido a la necesidad de contar con otra herramienta estratégica para el manejo de la pandemia, decidimos trabajar en la creación de un test de antígeno que sea de calidad y de producción nacional”, afirma Andrea Gamarnik, también líder del proyecto, jefa del Laboratorio de Virología Molecular en la FIL e investigadora superior del CONICET.
Este proyecto se inició hace más de un año cuando el grupo COVIDAR de la FIL decidió generar herramientas locales como insumos esenciales para el desarrollo de un kit de antígeno. En el proceso se incorporaron investigadores para la generación de elementos de reconocimiento de los antígenos virales que trabajan en el Instituto Nacional de Producción de Biológicos (INPB) que depende de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) “Dr. Carlos G. Malbrán”; el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo (hospital escuela de la UBA); las facultades de Medicina, Ciencias Veterinarias y de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA; la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ); y el Hospital de Alta Complejidad El Cruce “Nestor Kirchner”, en Florencio Varela.
“En esta pandemia hemos aprendido una nueva forma de trabajo colaborativo y transversal que incluye investigadores y profesionales de la salud de distintas especialidades. Cuando los objetivos son comunes no es difícil sumar voluntades, lo importante es mantener una fluida comunicación entre los miembros del equipo”, destacó Gamarnik.
El mayor desafío en el desarrollo de un test rápido de antígeno es lograr una alta sensibilidad que permita detectar a las personas que están cursando la infección. “Hemos identificado distintos anticuerpos monoclonales y policlonales como elementos de reconocimiento que permiten detectar en muestras de hisopado al nuevo coronavirus. Una vez comprobada su eficacia, ‘COVIDAR Ag’ será registrado en la ANMAT y se iniciará su escalado productivo”, concluyó Capdevila.
Del desarrollo del test participan Marcelo Yanovsky, Julio Caramelo, María Juliana Juncos, Horacio Martín Pallarés y Guadalupe Costa Navarro, del CONICET y de la FIL; Ana Sol Peinetti, del Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE), que depende la UBA y del CONICET; Alejandro Castello y Estefanía Peri Ibáñez, del CONICET y del Laboratorio de Inmunología y Virología (LIV) en el Instituto de Microbiología Básica y Aplicada (IMBA) en la UNQ; Jorge Carradori, del Laboratorio Lemos S.R.L.; Matías Fingermann del Instituto Nacional de Producción de Biológicos ANLIS-Malbrán, Gabriel Fiszman y equipo del Instituto Roffo; e investigadores de las facultades de Ciencias Veterinarias, de Medicina y de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.