Científicos argentinos describieron un mecanismo molecular que explica cómo las plantas “madre” transfieren una “memoria” sobre el entorno experimentado a las semillas. Conocer este proceso biológico sienta bases para el desarrollo de cultivos que se adapten al cambio climático y esfuerzos de conservación de especies vegetales en peligro.
(Agencia CyTA-Leloir)-. Las plantas pasan información de una generación a la otra y ese proceso es de suma importancia para poder predecir las respuestas de las plantas frente a escenarios climáticos futuros, incluyendo aquellos relacionados a las proyecciones de cambio climático.
Así lo afirma la doctora en Biología Molecular y Biotecnología Gabriela Auge, investigadora del CONICET y coautora de un reciente estudio que ilumina los mecanismos moleculares de esa transferencia.
Según publicaron en “microPublication Biology”, la “memoria ambiental” es de naturaleza epigenética, es decir no está mediada por mutaciones genéticas, sino por agregados de moléculas que afectan la expresión del genoma de las “plantas hijas” y en consecuencia la producción de proteínas.
Mediante la realización de experimentos con Arabidopsis thaliana (un modelo vegetal que comparte genes con los principales cultivos), los científicos comprobaron que un mecanismo epigenético conocido como “metilación del ADN regulado por ARN” o RdDM, por sus siglas, explica los cambios en esas marcas químicas en respuesta al ambiente y la regulación de la correcta actividad en las plantas hijas.
“En este estudio hemos confirmado la participación del mecanismo RdDM como traductor de información ambiental a través de las generaciones ya que semillas de mutantes deficientes en diferentes elementos no logran responder correctamente a la información del ambiente que les pasa la planta madre, aun cuando este ambiente está relacionado a los cambios estacionales y no es estresante”, destacó Auge, investigadora del Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (iB3) dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Los resultados del trabajo sugieren que la información que pasa la planta madre a las semillas sobre el ambiente que han experimentado “afecta la respuesta de la siguiente generación y es regulada, al menos parcialmente, por un mecanismo epigenético”.
“Conocer cómo las plantas pasan información de una generación a la otra puede ser útil para seleccionar variedades que se adapten más fácilmente a ciertos ambientes sin perder productividad y competitividad frente a malezas en ecosistemas agrícolas, que se adapten al cambio climático o que permitan mejorar esfuerzos de conservación de comunidades naturales”, concluyó Auge.
Ailén Authier, becaria doctoral del CONICET en el laboratorio de Auge en el iB3, es primera autora del trabajo del que también participó Pablo Cerdán, del CONICET y del Instituto Leloir.