En el Día Mundial del ADN, Vanesa Gottifredi, jefa del Laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica de la Fundación Instituto Leloir, repasa lo que significó el aporte realizado hace 70 años por los científicos James Watson y Francis Crick, luego galardonados con el premio Nobel de Medicina en 1962.
(Agencia CyTA-Leloir).- El 25 de abril de 1953, un artículo publicado en la revista Nature causaría una verdadera revolución en los laboratorios de todo el mundo. El biólogo estadounidense James Watson y el físico británico Francis Crick explicaban allí que el ácido desoxirribonucleico (ADN), ya famoso por contener la información genética de los seres vivos, tenía una estructura tridimensional de doble hélice. Esto permitió entender desde cómo esta molécula clave se replica y pasa de generación en generación, hasta comprender el origen del cáncer, lograr el desarrollo de la medicina forense y alcanzar el mejoramiento de los cultivos, entre muchas otras aplicaciones. Para conmemorar este hito científico, que hoy cumple 70 años, en 2003 se estableció al 25 de abril como Día Mundial del ADN.
“La publicación de Watson y Crick nos permitió ver, de alguna manera, cómo era el ADN. Sabíamos que contenía unas cadenas de azúcares, bases nitrogenadas e incluso había una cristalografía de rayos X realizada por Rosalind Franklin que había dado pistas importantes. Pero todo eso era como piezas sueltas de un rompecabezas. Ellos pudieron ponerlas juntas y predecir una estructura que nos dejó leer la molécula”, resumió a la Agencia CyTA-Leloir la doctora en Biología Humana Vanesa Gottifredi, jefa del Laboratorio Ciclo Celular y Estabilidad Genómica de la Fundación Instituto Leloir (FIL).
“¿De qué nos sirve ver la molécula? –continuó Gottifredi–. Si yo le digo a alguien que intente algo con una ‘zamanna’ y esa persona no comprende de qué se trata, no va a saber qué hacer. Ahora, si yo vuelvo a mezclar esas letras y le digo que es una manzana, va a entender que la puede cocinar, comer, pelar… Eso fue recibir la información de la estructura del ADN”, graficó la investigadora en cuyo laboratorio intentan comprender los mecanismos moleculares que subyacen al desarrollo y progresión de distintos tipos de cáncer, enfermedad que se origina por cambios en los genes que controlan cómo se dividen y diferencian las células.
Según Gottifredi, lo primero que permitió entender la estructura de la doble hélice es que el ADN está sellado en muchos lugares, pero que posee un lugar en el que se arma algo similar al cierre de una campera, que es donde se abre para ser copiado. “Entonces entendimos el proceso de replicación, y a partir de ahí pudimos comprender cómo cortarlo, cómo remendarlo y descubrir cómo funcionan los genes. Y llegamos a la genética actual, con la posibilidad de modificar plantas y células, y a la medicina forense y la posibilidad de determinar filiaciones y saber si una persona es padre o familiar biológico de otra, algo que fue fundamental para la historia argentina”, apuntó
Otro hito que permitió aquel artículo pionero fue la publicación del mapa completo del genoma humano (el conjunto de genes que se hallan en una célula), logro que se alcanzó en abril de 2003, después de 13 años de un esfuerzo de internacional sin precedentes.
“El haber visto el ADN nos llevó a poder entender qué es un gen y eso fue un descubrimiento relevante no sólo para la biología y la medicina; también fue clave para la historia de la humanidad”, sintetizó finalmente Gottifredi.