Este 2023 se cumplieron 30 años del lanzamiento de “Magic Pennies”, un innovador proyecto para despertar la curiosidad científica a través del juego con esas piezas metálicas que se suelen subestimar en el monedero. Su creador, el investigador inglés Robin Willson, se radicó en Chubut y allí fundó Ciencias y Artes Patagonia, una organización sin fines de lucro que promueve la cooperación nacional e internacional.
(Agencia CyTA-Leloir. Por María Victoria Canullo). Todo comenzó por casualidad en 1993, cuando Robin Willson, un investigador en bioquímica y profesor emérito de la Universidad de Brunel en Londres, Inglaterra, descubrió que el gobierno del Reino Unido había comenzado a fabricar monedas de 1 penique de acero revestidas en cobre en lugar de hacerlas solo de cobre, lo que las volvía magnéticas. Rápidamente, Willson se dio cuenta del enorme potencial de estas piezas en la educación para disparar el interés de grandes y chicos por la ciencia a través del juego y la experimentación. Las llamó “magic pennies” (peniques mágicos, en inglés).
“Viendo las cosas increíbles que se pueden hacer usando imanes con estos peniques, me di cuenta de que serían una forma maravillosa para educar y entretener a los niños”, evocaba el investigador, uno de los “padres fundadores” del estudio de la química y la biología de los radicales libres, quien en 1997, después de su jubilación, se radicó en Puerto Madryn, Chubut.
Estas monedas pueden hacer equilibrio sobre objetos comunes y corrientes, giran a gran velocidad en complejos patrones geométricos sin ningún medio aparente de apoyo y desafían a la gravedad en distintos experimentos mediante el uso de imanes. Además, para el asombro, se pueden crear esculturas levitantes de gran belleza. “No hay adhesivos ni hay trucos. Es sólo ciencia”, solía insistir Willson. “Las magic pennies estimulan el ciclo básico de la ciencia: el asombro, la curiosidad y la experimentación además de la creatividad artística”, aseguraba.
Estos experimentos proporcionan una base para demostrar, de una manera completamente novedosa, las propiedades de los campos magnéticos y la geometría del empaque circular, conceptos relevantes para la ciencia y la ingeniería en general. El efecto es literalmente magnético: los chicos parecen no poder despegarse una vez que comienzan a probar los “trucos” que pueden hacerse con las monedas: desde pirámides que levitan, hasta peniques haciendo piruetas sobre un puente fabricado con una percha o cadenas sostenidas por un imán que pueden girar a gran velocidad si se sopla con un sorbete.
“El objetivo es interesar a la gente por la ciencia y que vean, además, que puede ser divertido”, sostenía Willson. “No se trata de ciencia novedosa, pero lo que estos experimentos muestran han asombrado incluso a varios científicos”, se jactaba.
Las magic pennies fueron presentadas con gran éxito en numerosos ámbitos internacionales como el Festival de Ciencia de Edimburgo y el Museo Británico en Londres. Con ese empuje, Willson fundó la “Magic Penny Society”, una organización de caridad para comercializarlas y destinar todo lo recaudado a proyectos educativos. En 1995, con el apoyo de la Universidad de Brunel, el Institute of Physics y la Royal Institution en Londres, se lanzó el primer kit que contiene monedas magnéticas de uso actual, dos imanes cerámicos en bloque diseñados especialmente y el libro “Investigando el magnetismo”, donde se describen novedosos experimentos para acercar al público a los conceptos de esta propiedad física (es de acceso gratuito a través de internet). Los kits llegaron, inclusive, a la famosa tienda Harrods en Londres y ya van por la 5ta edición.
Existen monedas magnéticas en muchos otros países, además del Reino Unido, por lo que las experiencias propuestas rápidamente se expandieron al resto de Europa, Canadá, Brasil, China, India, Japón o Nueva Zelanda, donde su uso como herramienta educativa al alcance de todos ya es una realidad. En el caso de Argentina, existen más de 70 monedas magnéticas incluyendo las de uso actual de 5 y 10 centavos de 2007 y la de 1 peso de 2019. Sin embargo, países como Estados Unidos sólo poseen una y otros, como Australia y Chile, no tienen ninguna hasta ahora.
Tras radicarse en Chubut, Willson fundó Ciencias y Artes Patagonia, una organización sin fines de lucro que promueve la cooperación nacional e internacional entre las ciencias y las artes para el beneficio cultural y socioeconómico de la Patagonia, así como el cuidado de su patrimonio natural e histórico. Y participó en numerosos proyectos educativos, exhibiciones y conferencias en el país.
En 2017 fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la misma enfermedad que afecta al ex senador Esteban Bullrich y que sufrió el físico y divulgador británico Stephen Hawking. No obstante, su pasión por la difusión de la ciencia nunca se interrumpió. “Será por mi trabajo con las magic pennies que seré recordado algún día”, solía bromear. “Como decía Albert Szent-Györgyi, premio Nobel de Medicina en 1937, descubrir es ver lo que todos han visto y pensar lo que nadie más ha pensado. Las magic pennies se identifican con eso”, añadía.
Willson falleció en 2022. Y 12 colegas lo despidieron con un obituario sentido en la revista “Redox Experimental Medicine”: “Con las magic pennies abrió los ojos de muchos niños y adolescentes al campo del magnetismo. Su entusiasmo, perspicacia y conocimiento permanecerán con nosotros durante muchos años más”.