Guillermo Solovey presentó los resultados de sus estudios sobre desinformación en la última Reunión Anual de la Sociedad Argentina de Investigación en Neurociencias (SAN), que se realizó en Buenos Aires. Uno de los hallazgos más llamativos expuestos fue que aquellas personas con más reflexión cognitiva tenían más sesgo, es decir, “creían en lo que coincidía con sus creencias”, resumió.
(Agencia CyTA-Leloir).- Las fake news (noticias falsas) se propagan más rápido y llegan a más personas que las historias verdaderas, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Science. Así, tienen el potencial de dañar a la gente y a la sociedad al propiciar, por ejemplo, la desconfianza en la vacunación. Por el riesgo que esto representa, Guillermo Solovey, investigador del Instituto de Cálculo (CONICET-UBA), se dedica a estudiar cómo funciona y se disemina la desinformación.
“Cuando hay una información que quisiéramos que sea cierta, tenemos una tendencia a creerla. Eso tiene una razón de ser evolutiva y adaptativa del ser humano. Por eso necesitamos más iniciativas relacionadas a cambiar la cantidad de información falsa que circula y educar más al ciudadano”, introdujo el investigador en diálogo con la Agencia CyTA-Leloir.
Solovey disertó en la XXXIX Reunión Anual de la Sociedad Argentina de Investigación en Neurociencias (SAN), que se llevó a cabo días atrás en Buenos Aires. Allí presentó los resultados de una de sus investigaciones, publicada en 2023 en Scientific Reports, acerca de cómo la desinformación funciona particularmente en temas políticos.
La evidencia previa sugería dos factores importantes para explicar por qué las personas creen en noticias falsas. Por un lado, el partidismo, esto es es la lealtad a un grupo ideológico o la identificación con un partido político. Por el otro, la reflexión cognitiva, que es la capacidad de pensar de manera analítica o reflexiva antes de creer en algo.
“Nuestro trabajo se pregunta por qué la gente cree información falsa”, sintetizó Solovey y explicó que, al hilar fino, se pueden distinguir dos situaciones. “Hay quienes creen en cosas que no son ciertas porque son incapaces de diferenciar información falsa, ya sea porque no conoce, no sabe o no puede distinguirla. Es como estar en una parada de colectivo y ves de lejos el 64 y el 39. Si bien llega la información a tu ojo, no tenés capacidad de distinguirlos y te vas a equivocar. A veces vas a decir 39, otras 64 y a veces 69”.
En segundo lugar, añadió Solovey, sucede que hay quienes tienen una tendencia a decir que las cosas son falsas o que todo es verdadero. “Gente muy crédula o muy desconfiada, que necesita tener un nivel de evidencia muy fuerte para aceptar que algo es cierto”, sumó. La idea de su estudio fue ver cómo estos dos escenarios se modifican entre las personas que tienen más capacidad de reflexión cognitiva.
Para ello, el equipo de Solovey realizó una prueba con 1.353 personas que evaluaron si declaraciones verificadas —verdaderas o falsas— hechas por políticos eran ciertas o no. En efecto, encontraron que las personas tienden a creer más en las declaraciones si están de acuerdo con el político que las dijo en una relación clara y fuerte (partidismo). Por otro lado, quienes piensan más analíticamente son un poco más escépticos y tienden a cuestionar más las declaraciones.
Uno de los hallazgos más llamativos del trabajo fue que la relación entre reflexión cognitiva y la capacidad para distinguir entre verdad y mentira no fue ni muy fuerte ni clara. “Quienes tenían más reflexión cognitiva, a la vez poseían un poco más de sesgo partidario, creían en lo que coincidía con sus creencias”, destacó el investigador.
En resumen, aunque pensar de manera crítica ayuda un poco a ser más escéptico, el partidismo sigue siendo el factor más fuerte para que las personas crean en una declaración, incluso si es falsa. “Aunque la persona tenga un alto nivel de reflexión cognitiva, si tiene un partidismo muy alto, no importa que la noticia sea falsa, va a tender a creerla. De hecho, eso se acentúa todavía más si la gente tiene más reflexión cognitiva. Con lo cual, tener más capacidad de pensamiento analítico, pensamiento crítico, reflexión cognitiva en algún punto no es obvio que sea una característica individual que favorece a distinguir qué es verdad o qué es mentira porque en todo caso puede acentuar el partidismo, la tendencia a creer todo lo que coincide con lo que uno piensa”, explicó Solovey.
Respecto a las posibles soluciones del problema de la desinformación, el investigador aclaró que se están estudiando opciones para mitigarlo, pero “todavía no hay una estrategia universal, una llave”. Corregir rápidamente información falsa que circula o preanunciar información falsa que puede circular por las redes es un camino posible. También mencionó a las iniciativas que tienen que ver con educar al ciudadano y dar herramientas de alfabetización digital o mediática. “Son importantes para que la gente esté preparada y pueda encontrar ella también aquello que es falso”, concluyó.