De 10 participantes que tenían esa enfermedad en el primer grupo de pacientes, seis lograron la remisión y pudieron dejar de tomar medicamentos. Además, se observaron muchas mejoras sintomatológicas. A pesar de los recortes en los subsidios necesarios para avanzar con la iniciativa, que obligaron al equipo a acortar la duración del ensayo clínico, sus responsables esperan poder publicar los resultados completos a fines de 2025.
(Agencia CyTA-Leloir).- El primer grupo de pacientes que participó de MicrobiAr terminó su paso por el ensayo clínico en un acto de “graduación”, donde se compartieron algunos resultados preliminares del estudio que busca conocer cómo se comportan los microbios que habitan en el tracto digestivo (microbiota intestinal) de personas con obesidad, prediabetes y diabetes tipo 2, con el fin de mejorar su salud y calidad de vida. De los 200 participantes iniciales, 50 concluyeron su recorrido: entre los 10 que habían ingresado dos años atrás con diabetes tipo 2, seis lograron la remisión.
“Conseguimos el objetivo más ambicioso del estudio: que los análisis de sangre reflejen que los dos marcadores más usados para la enfermedad —glucemia y hemoglobina glicosilada— hoy estén por debajo del umbral. Lo más lindo y novedoso es que, luego de tres meses de haber quitado la medicación, las personas siguen por debajo de los valores, sin diabetes”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir el doctor en Química Biológica e investigador del CONICET Juan Pablo Bustamante, uno de los investigadores principales de la iniciativa.
En las Américas, más de 62 millones de personas viven con diabetes tipo 2, número que se triplicó desde 1980, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Se trata de una enfermedad metabólica caracterizada por niveles elevados de glucosa o azúcar en sangre que, con el tiempo, conduce a daños en el corazón, vasos sanguíneos, ojos, riñones y nervios.
La literatura internacional había demostrado que en muchos casos se puede lograr la desaparición o disminución de los síntomas de la diabetes tipo 2 a través de una alimentación saludable y la realización periódica de ejercicio físico, en parte porque influyen en la composición de bacterias, virus y hongos que habitan en el intestino e inciden en factores críticos como el funcionamiento de las células beta del páncreas que liberan insulina, o en la resistencia de los tejidos a la acción de esa hormona. Hasta ahora no había evidencia que corroborara ese fenómeno entre los argentinos.
“Con medicina de estilo de vida, que se basa principalmente en alimentación y ejercicio físico personalizados, se puede lograr la remisión de la diabetes tipo 2. Siempre y cuando la persona haya sido diagnosticada con un máximo de 5 o 6 años, porque después de ese tiempo el cuerpo se empieza a degradar en distintos aspectos”, explicó Bustamante, también profesor titular en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y profesor asociado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral, en Pilar.
Junto al médico clínico especializado en diabetología Gustavo Frechtel, Bustamante lidera un equipo de cerca de 150 profesionales de la medicina, la nutrición, la informática y la ingeniería del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la UBA, que en el 90% de los casos trabajan ad honorem para el proyecto. Sus tareas consisten en orientar a los participantes sobre cómo llevar un patrón alimentario con énfasis en plantas y productos integrales, sumado a recomendaciones personalizadas de ejercicio físico, en línea con lo establecido por la American Diabetes Association (ADA). Se trata de una “confluencia entre investigación básica y clínica para mejorar la salud de cada uno de los consultantes”, dijo Frechtel en el evento de “graduación”.
Resultados preliminares
El objetivo principal de MicrobiAr es alcanzar la remisión de la diabetes tipo 2 y, a la par, “estudiar cómo cambia la diversidad de la microbiota”, señaló Bustamante. En todo el proceso trabajan con dos empresas estadounidenses, Illumina y Zymo Research, que donan los reactivos y kits de análisis.
Más allá de quienes lograron la remisión, los investigadores informaron que también se observaron muchas mejoras en los síntomas. “Personas con obesidad no desarrollaron diabetes tipo 2; personas que se cansaban al caminar una o dos cuadras, ahora pueden caminar cinco o seis sin problema; personas que no tenían buen descanso ahora pueden dormir bien y quienes estaban constipadas ahora tienen más regulada la salud intestinal”, ejemplificó Bustamante. E insistió en que se debe hablar de remisión y no de cura de la diabetes tipo 2. “Las personas deben continuar con los hábitos que fueron aprendiendo, porque es un desorden metabólico muy relacionado a las costumbres. Si comienzan a comer ultraprocesados, no hacen actividad física y no le prestan atención a cuánto duermen, la enfermedad puede volver”, advirtió.
Por otro lado, dentro de sus objetivos iniciales MicrobiAr se propuso buscar una disminución de al menos el 10% del peso de los participantes que ingresaban con obesidad. Sin embargo, el grupo de investigación se llevó una sorpresa: “Uno de los resultados más lindos es que hay personas que mantuvieron su peso, pero que tuvieron cambios a nivel corporal y metabólico espectaculares. Dos de ellas, por ejemplo, lograron la remisión de la diabetes sin bajar de peso y mejoraron muchísimo su presión arterial. Es espectacular porque nos aleja de esa perspectiva estética y de pensar que sólo el adelgazar te va a hacer bien”, expresó Bustamante.
Recortes
En principio, el ensayo clínico iba a tener dos cohortes, cada una con un seguimiento de dos años. Sin embargo, en 2024 los planes cambiaron. “Tuvimos que poner un límite porque no nos alcanza el dinero de los subsidios para acompañar y brindarle en forma gratuita a la gente todo lo que nos habíamos propuesto. Por eso, a quienes se sumaron en el último año al ensayo vamos a poder seguir acompañándolos hasta julio; es decir, solo por un año”, dijo Bustamante. Y enfatizó: “No es que se redujo el financiamiento, es que directamente no hay”.
El equipo de MicrobiAr había obtenido un subsidio de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+I), “pero con las devaluaciones progresivas del último año se licuaron los fondos con los que íbamos a cubrir los dos años de ambas cohortes. Salimos a buscar más financiamiento y no encontramos, ni del Estado ni privado, ni en Argentina ni en el exterior”, aseguró Bustamante, quien explicó que una de las principales complejidades que atravesaron estuvo relacionada a los reactivos y kits que utilizaban para analizar las muestras de materia fecal, que eran donados por las dos empresas estadounidenses.
“Dejamos de tener la exención impositiva como investigadores para importar donaciones sin pagar impuestos. En 2023 importamos cerca de 70.000 dólares en reactivos y kits, que se los regalamos a la gente, pero eso no lo pudimos hacer más porque debíamos pagar cerca de 40.000 dólares de impuestos. Con dinero que pusimos de nuestros bolsillos viajé a Estados Unidos, me junté con representantes de estas dos empresas, les planteé la situación y, por suerte, pusieron a disposición del proyecto personas parcialmente dedicadas que procesan las muestras. Aunque es una buena noticia, también es mala porque perdemos el desarrollo de recursos humanos en Argentina”, reflexionó Bustamante. Y concluyó: “Así venimos, avanzando, pero consiguiendo todo a pulmón”.