Era sobre el SIDA y fue publicada en el diario Clarín. Desde entonces, el programa creado por el doctor Enrique Belocopitow produjo más de 10500 notas de divulgación científica para medios de todo el país.
(10/09/2015 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-.Treinta años atrás, el 10 de abril de 1985, el Programa de Divulgación Científica y Técnica (CyT) del Instituto Leloir publicó en el diario Clarín su primera nota en medios de comunicación. Hacía referencia al SIDA, enfermedad que, entonces, recibía el apodo desafortunado de “peste rosa” y para la cual no existía ningún tratamiento efectivo.
“Debido a la falta de investigación, su definición es – al momento – puramente clínica”, destacaba el autor del texto, Sergio Federovisky, uno de los primeros becarios del programa liderado por el doctor Enrique Belocopitow (1926-2007) y que aspiraba a formar especialistas en divulgación de la ciencia y producir material periodístico y educativo para establecer un puente entre el sistema científico, la ciudadanía y otros actores sociales.
“Se trata de una enfermedad contagiosa que se transmite preferentemente a través de las mucosas”, destacaba el texto, que además mencionaba el hallazgo reciente del virus causal (y que sería bautizado HIV un año más tarde). La nota también desestimaba que se tratara de una patología exclusiva de los homosexuales, dato que era “desmentido” por la existencia de heterosexuales y hemofílicos entre los afectados. “El SIDA ha dejado de ser un misterio”, concluía el autor, quizás con un optimismo desmedido.
En ese 1985 se difundieron los primeros equipos diagnósticos de la infección. Todavía no habían muerto, por la enfermedad, ni Rock Hudson ni Freddy Mercuri. Y faltaba una década para que aparecieran los cócteles de pastillas o triple terapia de alta eficacia, que marcaron un punto de inflexión en el pronóstico de los pacientes. “Los tratamientos aumentaron de manera ostensible las posibilidades de sobrevida”, evoca hoy el doctor Manuel Gómez Carrillo, del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS), que depende de la UBA y del CONICET.
“Las esperanzas están depositadas en la creación de una vacuna”, apuntaba la nota, sin imaginar que tres décadas más tarde ese objetivo seguiría siendo una esperanza.
Desde ese entonces, el CyT del Leloir produjo y publicó más de 10500 notas sobre ciencia y medicina en medios de todo el país.