Además de generar carne, cuero y fibra de gran calidad, las llamas y las alpacas tienen bajos requerimientos de forraje y de agua y restauran pasturas en suelos degradados. Un próximo encuentro en La Pampa apuntará a difundir su cría entre pequeños, medianos y grandes productores.
(15/05/2015 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Hace unos 6.000 años, el hombre andino domesticó las vicuñas y los guanacos de la puna y creó tanto la llama como la alpaca: una excelente fuente de carne, cuero y fibras. Sin embargo, como escribió la investigadora Bibiana Bilá, en Argentina la mayor parte de la población percibe que un verdadero “ganadero” es aquel que cría y conserva vacas y no camélidos.
Ahora, un grupo de especialistas intenta revertir ese prejuicio e impulsar una actividad económica de enorme potencial. “Los servicios tanto productivos como ambientales que brinda esta ganadería podría activar la economía de pequeños, medianos y grandes productores”, señaló a la Agencia CyTA-Leloir Guillermo Puccio, coordinador de proyectos de la Fundación Biodiversidad, una ONG con sede en Buenos Aires.
Para el próximo viernes 29 de mayo, la Fundación Biodiversidad, el Ministerio de Producción de La Pampa y la Facultad de Veterinaria de la Universidad Católica de Cuyo organizan en Santa Rosa (La Pampa) el “Segundo encuentro para la elaboración de un programa productivo ganadero sustentable para camélidos domésticos de la región extrapuneña”. El objetivo de la reunión es volver dinámica esa actividad económica y difundirla entre productores, académicos, autoridades, industriales, ONGs y demás actores de la cadena de valor, señaló Puccio.
Los camélidos domésticos tienen bajos requerimientos de forraje y agua, y además son capaces de restaurar pastura en potreros altamente degradados.
Aunque la región tradicional de explotación es la puna, en las últimas tres décadas numerosos productores de provincias como Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén, San Juan, San Luis y Santa Fe han incrementado de manera exponencial sus rodeos de llamas (y en menor medida, de alpaca). “Pero no existen registros precisos sobre estas poblaciones de camélidos, debido a que no están contemplados en los censos ganaderos, ni se han ‘movido’ de los campos, y sus propietarios están dispersos en una importante área geográfica”, indicó Puccio.
La calidad del ambiente y la cultura ganadera de la región extrapuneña permite pensar en un desarrollo ganadero productivo a gran escala, agregó.
“Queremos rescatar experiencias y saberes existentes y promover la participación de sectores que podrían brindar asesoramiento técnico y ambiental en beneficio de toda la cadena de valor ligada a la ganadería de camélidos”, aseguró Puccio.
Entre los objetivos a corto plazo, los organizadores del encuentro aspiran a realizar un relevamiento de productores de camélidos domésticos de la región extrapuneña, incluyendo áreas no puneñas del noroeste argentino, así como elaborar un mapa de conformación y características de las tropas de ganado. También quieren sumar a todas las instituciones que hayan realizado estudios de producción fuera de las áreas tradicionales e invitar a las empresas agroalimentarias interesadas.
Los camélidos pueden crear fuentes de trabajo para los productores rurales. Además de su apreciada carne, fibra y cuero, su forma de pastoreo no degrada el suelo.
Créditos: Fundación Biodiversidad
La imagen demuestra cómo las tropas de ganado de camélidos domésticos no degradan el suelo a diferencia del ganado ovino. La diferencia se explica por los bajos requerimientos de forraje y agua del primer grupo que además tienen almohadillas plantales que no compactan el suelo. Asimismo cuando se alimentan no arrancan sino que cortan el pasto permitiendo que la planta se regenere, entre otros hábitos que son amigables con el ambiente.
Créditos: Fundación Biodiversidad