(17/10/06 – Agencia CyTA- Instituto Leloir. Por Ricardo Gomez Vecchio y Bruno Geller)-. El 18 de octubre se cumplen 40 años de la intervención del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) durante la dictadura de Onganía. El Centro Argentino de Meteorólogos (CAM), con el apoyo de otras organizaciones, lucha por devolver el SMN a la órbita civil. Actualmente habría intención del Gobierno Nacional de transferirlo al área del Ministerio de Defensa. Celeste Saulo, Doctora en Ciencias de la Atmósfera, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera que depende de la UBA y del CONICET, docente del departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y miembro de la comisión directiva del CAM, describe brevemente la historia del SMN, su deterioro desde el año ’66 y la importancia que podría tener este servicio en áreas estratégicas para el desarrollo nacional.
-¿Cuándo comenzó a funcionar el Servicio Meteorológico Nacional?
Lo fundó Sarmiento en 1872 y la llamó Oficina Meteorológica Argentina. En esa época no existía la estructura de ministerios ni de secretarías que existe actualmente. El Servicio empezó a depender la mayor parte del tiempo del sector del agro, de los ministerios relacionados con agricultura y ganadería. El de nuestro país fue el tercer servicio creado en el mundo, luego de los de Estados Unidos y Hungría. O sea que picó en punta e hizo una diferencia muy importante, creció sistemáticamente y empezó a cambiar de dependencias debido a las típicas coyunturas de nuestro país. Después de la II Guerra Mundial, con el auge de la aviación, la aeronaútica tomó mucha más relevancia. Empezó a ser un usuario preponderante para la meteorología, porque era una época en la cual un avión no podía volar si no contaba con un informe meteorológico. En algún momento pasó a depender de lo que se llamó Secretaría de Aeronaútica, hasta que el servicio fue intervenido por Onganía un 18 de octubre de 1966.
-¿Por qué motivo fue intervenido?
Onganía intervino muchas instituciones públicas. El SMN ya venía con cierto grado de afiliación con la Aeronaútica, con lo cual debe haberle parecido que era lógico. Pero antes de intervenirlo derogó artículos claves en la ley que reglamentaban el SMN, por ejemplo, dejó de requerirse idoneidad profesional en los directivos. Hubo un componente ideológico, que se podría resumir en la frase “voy a poner a dirigir este lugar a gente que no sabe nada de meteorología”. La estructura que existía se fue destruyendo de arriba hacia abajo, porque al sacar las cabezas que tenían una orientación, un objetivo, una meta, todo fue cayendo en cascada y se deterioró el sistema. Así empezó la decadencia.
-A partir de ese momento, ¿el SMN pasó a depender de la Fuerza Aérea Argentina?
En el momento de la intervención, Onganía puso en el decreto que por 90 días iba a quedar intervenido, el Comodoro Carlos Torcuato de Alvear pasó a ser director del SMN y pasó a depender de la Fuerza Aérea Argentina. La Aeronáutica también era civil, también fue destruida y convertida en una dependencia de la Fuerza Aérea, de hecho, tanto la Aeronaútica como el SMN dependen del mismo Comando Regiones Aéreas.
-Esta situación se mantuvo así hasta ahora ¿en ningún momento se intento antes que el SMN volviese a la órbita civil?
Era impensable hasta que no terminó la dictadura militar; con Alfonsín empezaron las gestiones del Centro Argentino de Meteorólogos, porque hubo muchas instituciones que habían sido intervenidas y paulatinamente fueron siendo restituidas a sus ámbitos naturales, pero el SMN continuó fuera de la órbita civil. Esta realidad está instalada en el imaginario popular, si uno pregunta por este tema, todos responden “Servicio Meteorológico Nacional, Fuerza Aérea Argentina”. Esto está totalmente metido en la cabeza de la gente.
-¿Qué argumentos esgrimen para que el SMN salga del ámbito de la Fuerza Aérea Argentina?
El año pasado, el CAM y distintos miembros de la comunidad meteorológica, publicaron una solicitada denunciando que al país no le sirve un SMN que depende de la Fuerza Aérea. ¿Por qué no le sirve? Porque la aviación es uno de los usuarios de la meteorología, no el único. La meteorología tiene una diversidad de potenciales usuarios que trabajan en diferentes ámbitos como el agro, los recursos hídricos, los tomadores de decisión que requieren estudios sobre el cambio climático, la contaminación ambiental, entre otros. Si la meteorología está en manos de un solo usuario, lo que éste hace, naturalmente, es privilegiar su necesidad por sobre todas las otras. A eso debe agregarse que tiene una estructura militar donde las líneas de conducción tienen que ver con una carrera militar y no con la destreza científico-tecnológica.
-¿Todos los que están a cargo del SMN pertenecen a la Fuerza Aérea?
Diría que los veinte puestos más altos corresponden a personal militar.
-¿Y son meteorólogos?
Algunos sí y otros no. Actualmente el director del SMN es un militar de carrera y meteorólogo, el anterior no, era ingeniero.
-¿Quiénes proponen el retorno del SMN a la órbita civil?
Toda la comunidad meteorológica nacional e internacional tiene muy claro que así no le sirve a nadie y que no es un reclamo de tipo gremial. El SMN tiene una obligación que es esa, ser un Servicio Meteorológico Nacional, y como tal no la está cumpliendo, ¿por qué? Por todas las áreas que está descuidando.
-¿Básicamente, a qué se dedica hoy el SMN?
Protección al vuelo y pronóstico a la población, el pronóstico al usuario de todos los días, que está bien, es un servicio necesario, pero es sólo uno de los tantos a cubrir.
-¿Realizan actividades de investigación?
Había un área de investigación que era muy importante y visionaria porque era interdisciplinaria, con hidrólogos, agrónomos, ingenieros, expertos en informática, matemáticos, meteorólogos, pero fue desapareciendo a partir de 1966. Actualmente no se realiza nada de investigación.
-¿Hay algún tipo de intercambio entre el SMN y los meteorólogos de la UBA?
Hay buenas relaciones a nivel individual, algunos trabajan en el SMN y son colegas nuestros con los cuales mantenemos una buena relación, podemos trabajar conjuntamente, pero en términos institucionales las relaciones no son buenas, el servicio debería proveernos datos en tiempo y forma, pero no lo hace ni en tiempo ni en forma, los datos llegan tarde, los controles de calidad no son los adecuados, la información no es consistente. ¿Qué hacemos nosotros? Bueno, a través de internet tenemos recursos para conseguir esos datos, porque el SMN tiene acuerdos obligatorios a nivel mundial por los cuales los datos que obtiene tienen que estar a disposición de todos los servicios meteorológicos del mundo y hay instituciones que tienen una política de libre disponibilidad de información.
-¿Qué instituciones apoyan actualmente la iniciativa de devolverle al SMN su carácter civil?
El reclamo lo lidera el Centro Argentino de Meteorólogos, que es una sociedad profesional sin fines de lucro, no es un colegio profesional, es una asociación profesional que agrupa a un número importante de meteorólogos. Nos ha apoyado el presidente del CONICET, también nos ha apoyado el Decano Jacovkis en su momento, y nos apoya la actual gestión de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. La UBA y la Facultad de Ciencias Exactas hicieron resoluciones de apoyo a este cambio. Hay senadores y políticos que están de acuerdo, pero es un aparato difícil de mover. Actualmente todo indica que hay voluntad política de transferir el SMN, sacarlo de la Fuerza Aérea para ponerlo en el Ministerio de Defensa, es decir, traspasarlo a la estructura civil. Sería un primer paso importante que podría concretarse en enero del 2007 si se firma el decreto correspondiente.
-¿Les parece coherente que dependa del Ministerio de Defensa?
Es un primer paso posible. El SMN tiene hoy aproximadamente 1100 empleados, de los cuales 800 son militares y la mayoría no son meteorólogos. Sacarlo de cuajo del ámbito militar no es tarea fácil desde el punto de vista de la implementación. La transición es algo necesario, se lo puede reconstruir de arriba para abajo, generando políticas adecuadas para ir puliendo de a poquito todos los niveles. Es muy difícil, ya que es una institución en la que había dos mil civiles, y hoy de los 1100 que trabajan en el SMN, 800 son militares.
-En el futuro, desde su punto de vista ¿a qué estructura debería pertenecer el SMN?
Nos parece que a la Secretaria de Medio Ambiente, sería un lugar bastante natural para un SMN que le sirva al país y que articule todas las facetas que cubre la meteorología. Como superestructura sería la más adecuada.
-¿Consideran importante que se vuelva a hacer investigación allí?
Yo creo que sí, pero en términos pragmáticos diría que es elemental que el servicio defina políticas o áreas estratégicas en las que quiera generar desarrollos. Al definirlas, pueden hacerse acuerdos con grupos de investigación, con las universidades, etc. y de esa manera promover mucho más rápido la investigación que si se pretendiera establecer toda una gran estructura, para la cual se necesita mucho tiempo y planificación. Hay algunas áreas clave, estratégicas, como el mejoramiento de la calidad de los pronósticos, el problema del cambio climático, en las que si se dispusiera de fondos, podría convocarse a proyectos, a grupos de investigadores, para resolver esos problemas específicos. Pero para eso primero hay que definir políticas.
-¿Cuáles son las áreas más desprotegidas actualmente en el SMN?
En realidad diría que casi todas. Una con impacto inmediato en la población es la relacionada con los alertas respecto de tormentas severas
-Por ejemplo, ¿el famoso granizo de hace poco tiempo?
Ni siquiera hay equipamiento para poder trabajar seriamente respecto a eso. De todas maneras, con una política adecuada muy probablemente tendríamos hoy otro equipamiento, cosa que jamás le interesó a la conducción del SMN. Todo el área de tormentas severas, el alerta temprano, el apoyo al agro, el pronóstico climático, la contaminación ambiental, son puntos que quedaron afuera.
-Con respecto a la calidad de los pronósticos, ¿en qué lugar estamos con respecto a los países que están trabajando mejor?
Es difícil cuantificarlo, la calidad del pronóstico al usuario en Capital Federal ha mejorado, la gente lo percibe, la pregunta del millón es ¿por qué mejoró? Lo hizo porque estamos subidos a la mejora global, la meteorología es una ciencia muy globalizada. Los grandes centros de pronóstico del mundo, EEUU, Europa, inclusive Brasil, generan productos globales que son utilizados por los servicios locales de los países menos desarrollados. Subidos a esa tendencia también hemos mejorado, pero no por una política de tipo nacional, sino sólo por aprovechar el desarrollo tecnológico de otros países. No obstante, la calidad de los productos es inferior a la de EEUU y a la de los países centrales, pero aún así es aceptable, porque en el SMN queda gente que todavía puede capitalizar los desarrollos de afuera. Ahora, ojo, porque el SMN no renovó su plantel y va a llegar un momento en que esa gente ya no va estar, ni siquiera para aprovechar los desarrollos ajenos. Entonces, ni siquiera vamos a tener eso, el SMN iría hacia una muerte inexorable.
-En relación a equipamiento ¿en qué situación está el SMN?
Desastrosa, un SMN necesita tener estaciones meteorológicas bien mantenidas con instrumental en condiciones, desde la Antártida hasta la Quiaca. Antes de 1966 había más de 592 estaciones, hoy en día son 187, algunas en muy mal estado de mantenimiento.
-¿Por qué se fueron cerrando las estaciones meteorológicas?
Por desinterés y temas de presupuesto. Si yo fuera directora del SMN, lucharía a capa y espada para que no cerrasen ninguna estación. Cuando tenés que administrar pobreza, definís estrategias y la estrategia de Fuerza Aérea fue mantener las estaciones de los aeropuertos. No tenemos estaciones en los glaciares, donde solíamos tenerlas, ni en zonas de alta montaña. Donde no hay aeropuertos, no tenemos estaciones meteorológicas.
-¿Cuántas estaciones debería haber actualmente?
Hay que hacer una estimación seria, pero por la diversidad geográfica de la Argentina, debería haber no menos de 600 estaciones. No todas tienen que ser manuales, algunas pueden ser automáticas, eso es materia de discusión y de análisis. Las estaciones pluviométricas, las que solo miden lluvia, se inauguraron en 1872, en los ’60 había casi tres mil estaciones, en el ’66 empezó la debacle y hoy en día tenemos las misma cantidad que en 1903. Volvimos cien años atrás.
-¿Por qué el SMN es estratégico para el desarrollo de un país?
Para dar algunos ejemplos, se discute mucho acerca del cambio climático, muchos países están invirtiendo dinero para estudiar y entender las características del cambio climático en su región. Argentina, no tiene una política en este sentido, si bien hay investigadores que estudian el cambio climático. Pero el SMN desactivó estaciones de registros antiguos, y perdimos el hilo de la historia climática de nuestras regiones, ¿cómo vas a estudiar el cambio climático si perdiste el registro de larga data? A la hora de hacer políticas para ver qué regiones van a ser más vulnerables a un posible cambio climático, hay que estar seguro de cómo esas regiones están sufriendo actualmente el cambio climático y en algunos casos no lo podemos documentar. Se habla por ejemplo del retroceso en los glaciares. Argentina no puede cuantificar el retroceso de sus glaciares simplemente porque dejo de medirlo, desactivó todas las estaciones de alta montaña. O sea, el retroceso de los glaciares lo fotografían otros investigadores desde el espacio, pero no fue una política importante para el SMN. ¿Qué haríamos frente a una emergencia por una erupción volcánica? Cualquier servicio más o menos desarrollado tiene un modelo de dispersión de cenizas o de contaminantes para poner a operar en caso de emergencia, Argentina no lo tiene, somos sumamente vulnerables. ¿Qu
hace la gente que vive del deshielo de la alta montaña en la zona de las cuencas de los ríos de montaña, si no medimos el nivel de nieve? No hay forma de hacer un caudal estimado, salvo decir que nevó mucho.
-¿Eso también ocurre por haber desmantelado las estaciones?
Sí, sacaron todas las mediciones de cantidad de nieve, Argentina no mide cantidad de nieve, si nevó y hay una acumulada de 20 cm o un metro no lo sabés. Y esa es un área que afecta directamente la producción y quedó completamente descuidada. Otro ejemplo, no hay red solarimétrica, que dependería del SMN ¿Para qué sirve la red solarimétrica? Mide la insolación para saber cuántas horas de luz solar recibió un cultivo, el SMN lo descuidó completamente. Y podríamos mencionar más ejemplos.
-El miercoles 18 de octubre van a realizar un acto. ¿De qué se trata exactamente?
Es un acto de repudio a la intervención que se ha mantenido por cuarenta años. Le vamos a contar a los presentes, a los medios, al público en general, la debacle del SMN y que no es sólo un problema de los meteorólogos, que la meteorología bien entendida es una herramienta de crecimiento para un país, una herramienta para la toma de decisiones. Un SMN que funciona bien tiene que ser un órgano de consulta para los gestores, los políticos, por ejemplo, cuando dicen “bueno, tengo que comprar gas, ¿como va a ser el pronóstico del tiempo? ¿Cuánto gas tengo que comprar? ¿Va ser un invierno más frío? Eso es planeamiento.