Investigadores de la Universidad Nacional de San Luis proponen el movimiento corporal como una alternativa a la psicoterapia convencional.
(29/02/2016 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-. En la antigüedad, el cuerpo era un medio de expresión que se incorporaba en danzas grupales, rituales, ceremonias religiosas y celebraciones, a menudo con fines de sanación. Y a partir de mediados del siglo XX, especialistas como Fedora Aberastury, Gerda Alexander y Alexander Lowen incorporaron el movimiento del cuerpo en la psicoterapia individual o grupal, aunque, por lo general, nunca lograron disipar la desconfianza por la ortodoxia académica.
Ahora, un flamante estudio cualitativo de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), que recoge la experiencia subjetiva de tres pacientes de danzaterapia, se suma a una creciente tendencia a documentar la utilidad del método en el campo de la salud mental.
“Las psicoterapias clásicas toman a la mente como su principal foco de atención y dejan al cuerpo en segundo plano”, dijo a la Agencia CyTA-Leloir el autor principal del estudio, el psicólogo Pablo López. “De hecho, hasta ahora ha habido pocos estudios científicos sobre los efectos del movimiento como herramienta psicoterapéutica”.
Pero la situación empieza a cambiar. En el período 2011-2015, en el mundo, el número de trabajos publicados en revistas científicas reconocidas sobre danzaterapia y terapia del movimiento se duplicó respecto del quinquenio anterior: pasó de 141 a 292. Los estudios han explorado su utilidad en ansiedad, depresión y otros trastornos. Y hasta llegaron a verificar que el baile produce cambios en la concentración de neurotransmisores.
En el nuevo estudio, López realizó entrevistas en profundidad con tres pacientes, un joven de 24 y dos mujeres de 40 y 47, quienes reportaron, entre otros antecedentes, intentos de suicidio, labilidad emocional y problemas con su imagen y esquema corporal. Todos ellos participaron durante más de un año en talleres de danzaterapia coordinados por la psicóloga Laura Lerner, del centro GAIA, en San Luis.
Los participantes trabajaron en grupo, con música del mundo, ritmos actuales y de pueblos originarios, siguiendo una guía o improvisando a través de la danza.
Según López, el análisis de los testimonios muestra que los pacientes lograron progresos en dimensiones vinculadas con el autoconocimiento y la “resignificación” del sí mismo. “Esto permitió que mejorase la relación con ellos mismos, sus parejas, familiares, colegas de trabajo y también con el prójimo”, dijo.
“Estas actividades promueven la conexión y la integración personal y grupal, desde lugares más creativos y auténticos, favoreciendo la salud individual y colectiva”, enfatizó Lerner, autora, entre otros libros, de “Maternidad, crianza y creatividad” (Del Nuevo Extremo).
El trabajo fue presentado en el Primer Congreso Nacional de Psicología, realizado en San Luis, y, según López, “ahora sería bueno determinar la eficacia de estos enfoques en el tratamiento de trastornos específicos”.
Además de López y Lerner, tomaron parte en el estudio la Magíster Nora Muñoz de Visco y la licenciada Gabriela Luciano, de la Facultad de Psicología de la UNSL.
El autor principal del estudio, el psicólogo Pablo López, egresado de la Universidad Nacional de San Luis, contó con el asesoramiento de la psicóloga Laura Lerner, del centro GAIA, en San Luis.