Con un procedimiento de ingeniería genética, investigadores del INTA crearon cultivos transgénicos resistentes a herbicidas que eliminan malezas cuya presencia reduce en un 50 por ciento su crecimiento.
(14/09/2016 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-. La calidad y cantidad de la alfalfa, considerada la base forrajera de los sistemas de producción intensivos de carne y leche a nivel mundial, podría duplicarse si se usan variantes transgénicas que resisten la acción de los herbicidas. A ese objetivo se encaminan investigadores del INTA, según publicó la revista “Plant Cell Reports”.
La presencia de malezas disminuye la calidad nutricional y la productividad de ese cultivo en aproximadamente un 50%. Pero si fueran tolerantes a los plaguicidas que eliminan plantas espontáneas o malezas, se podría duplicar su producción y calidad, así como también la de sus derivados, principalmente la carne y la leche.
“Desarrollamos un procedimiento eficiente que permite generar alfalfa resistente a herbicidas en poco tiempo y a bajo costo”, señaló a la Agencia CyTA-Leloir la autora principal del estudio, la doctora Gabriela Soto, investigadora del CONICET en el Instituto de Genética Ewald A. Favret del Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas del INTA (CICVyA-INTA).
Ewald dijo que en la actualidad no existe en el mercado un procedimiento similar para aplicar en alfalfa, que además es un factor crítico en la rotación de los cultivos por su aporte de nitrógeno al suelo.
Con el aval de la Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA), los investigadores realizaron ensayos en condiciones de invernáculo y a campo con el “vector binario” pPZP200BAR, una herramienta que permite insertar genes de resistencia en la alfalfa. Y demostraron que las plantas transgénicas toleraron la dosis de herbicida sugerida e incluso más del doble, la cual se usa para combatir malezas difíciles.
“Si se logra incrementar la producción de alfalfa de alta calidad, podría hacerse sin necesidad de extender el área de siembra, lo que ayudaría a preservar los ambientes naturales”, indicó la investigadora del INTA.
Para que ese tipo de alfalfa llegue al mercado, “los cultivares transgénicos deben atravesar un largo proceso de evaluación y control para validar en forma inequívoca su completa inocuidad alimenticia y ambiental. Estamos trabajando en ello desde el año pasado”, subrayó Soto.
Y agregó que el mismo procedimiento de inserción de genes se utiliza para mejorar muchas otras características agronómicas de interés de la alfalfa, como, por ejemplo, la resistencia a enfermedades y a condiciones climáticas y ambientales adversas.
Del avance también participaron los doctores Cintia Jozefkowicz, Cecilia Pascuan, Elba Pagano, Nicolás Daniel Ayub, la estudiante Emilia Bottero y los técnicos Carmen Soria y Guillermo Piparola, todos del CICVyA-INTA. Y colaboró el grupo del doctor Daniel Basigalup, del INTA- Manfredi en Córdoba.