Investigadores de La Plata desarrollaron un producto ecológico sin cobre destinado a barcos, puertos, boyas y otras estructuras artificiales sumergidas. Podría generar ahorros millonarios.
(21/12/2016 -Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Una nueva pintura que “repele” la adhesión de mejillones sienta las bases para resolver, de una forma ecológica, el “biofouling” o incrustación biológica de algas, crustáceos y otros organismos sobre estructuras artificiales sumergidas. El biofouling produce pérdidas millonarias en el sector naviero (la pérdida de hidrodinámica aumenta hasta un 40% el consumo de combustible), así como en puertos, granjas marinas, represas de río y otras industrias relacionadas.
Hasta ahora, las embarcaciones y otras estructuras recurrían a pinturas que evitan la incrustación pero contienen compuestos contaminantes, especialmente a base de cobre. El desarrollo de investigadores de La Plata, en cambio, utiliza como ingrediente activo un derivado de las cumarinas, un grupo de compuestos ampliamente distribuido en el reino vegetal y que se ha usado como anticoagulante y raticida.
“El producto demostró una capacidad antiincrustante comparable a las pinturas que utilizan cobre”, señaló a la Agencia CyTA-Leloir, uno de los líderes del avance, el doctor Guillermo Blustein, del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología de Pinturas (CIDEPINT), que depende del Conicet y el Centro de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC).
El compuesto en cuestión, 7-hidroxi-4-metilcumarina, fue obtenido por procedimientos limpios y seguros para el medio ambiente, aseguró Blustein, quien también es profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En ensayos de laboratorio y en paneles sumergidos en el mar, el compuesto y la pintura lograron impedir la adherencia de una especie de mejillón marino, el mejillón patagónico o del Plata (Mytilus edulis platensis), presente en la comunidad incrustante del puerto de Mar del Plata. Los resultados fueron publicados en la revista “Marine Environmental Research”.
“Nuestro objetivo es incorporar productos más seguros en la formulación de pinturas antiincrustantes de modo de disminuir el impacto en el medio ambiente”, dijo Blustein, quien añadió que la transferencia a la industria requiere de una legislación clara sobre el uso de pinturas no contaminantes y de la inversión del sector privado para fabricar revestimientos a escala masiva.
En el estudio también participaron los doctores Diego Ruiz, Juan Carlos Autino y Gustavo Romanelli, de la UNLP, como así también la doctora Miriam Pérez y la licenciada Mónica García, del Grupo de Incrustaciones Biológicas-Pinturas Antiincrustantes del CIDEPINT.