Así lo afirma el doctor Galo Soler Illia, investigador del CONICET, decano del Instituto de Nanosistemas en la Universidad Nacional de San Martín, y líder del proyecto naNoBact, un recubrimiento antibacteriano que ganó en 2016 el Gran Premio del concurso nacional de innovaciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación Productiva de la Nación.
(12/04/2017 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Desde raquetas hasta autos y televisores, la nanotecnología, la disciplina que estudia y manipula la materia en escala atómica, ya genera productos que circulan en el mercado. Pero eso sólo puede ser el puntapié inicial. “La nanotecnología no tiene límites”, sostuvo el doctor Galo Soler Illia, investigador principal del CONICET y decano del Instituto de Nanosistemas en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). “Es cuestión de seguir avanzando, teniendo en cuenta un aspecto importante: generar nanotecnologías sustentables y amigables con el medio ambiente y la salud”.
Soler Illia, quien también es profesor en la UBA, fundó y dirigió por más de 10 años el grupo Química de Nanomateriales en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Y participa, entre otros proyectos, en el naNoBact: un recubrimiento antibacteriano que ganó en 2016 el Gran Premio del concurso nacional de innovaciones INNOVAR del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación Productiva de la Nación.
“Para poder ir a las aplicaciones, hay que comprender cómo funciona la materia. Me formé investigando los mecanismos de formación de nanopartículas, hace más de 20 años, y los últimos 15 años los dediqué a comprender de qué manera se pueden ensamblar moléculas orgánicas con nanopartículas. Hoy en día, tenemos colaboraciones con diversas empresas para el desarrollo de tecnologías de uso social. Pero nada de eso hubiera sido posible sin la búsqueda del conocimiento básico con los más altos estándares de excelencia”, agregó Soler Illia.
Extracto de una entrevista con la Agencia CyTA-Leloir, tras dictar un seminario Cardini en el Instituto Leloir.
¿Se podría decir que el químico Marcellin Berthelot (siglo XIX) y más tarde Richard Feynman (físico del siglo XX) anticiparon la realidad de la nanotecnología?
Ambos son grandes referencias de la ciencia. Hace más de 50 años, el gran Feynmann efectivamente previó el escenario de la nanotecnología, al impulsar a la comunidad de la electrónica “hacia abajo”, a la miniaturización. Berthelot es el padre de la química de síntesis, y hacia 1860 fue el primero en marcar el camino de que podemos crear cualquier sustancia natural, usando los métodos que la Naturaleza pone en juego. Hoy usamos las interacciones entre moléculas orgánicas para poder introducir un fármaco en una determinada célula, o para acomodar partículas inorgánicas en el espacio. La caja de herramientas que se ha desarrollado a partir de las ideas y de la ciencia básica en los últimos 150 años es impresionante. Y esto ha sido posible en gran medida por el cruce interdisciplinario de la química, la física, la biología, la ingeniería y la medicina.
¿En qué se especializa el grupo que dirige en la UNSAM?
En producir materiales nanoporosos, que tienen aplicación como adsorbentes, catalizadores, o para albergar moléculas o principios activos. Por ejemplo, hemos podido producir membranas nanoporosas cuyos poros se abren en presencia de iones magnesio o calcio. Combinando un polímero y un vidrio poroso, imitamos a las células. Todavía pobremente, claro… ¡pero dennos tiempo!
¿De qué se trata el proyecto naNoBact?
Fabricamos un recubrimiento transparente y probamos su eficacia contra Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus, bacterias del ambiente que pueden ingresar al organismo y provocar serios problemas de salud. El proceso es bastante simple y escalable. En principio, podría aplicarse sobre materiales de construcción, como azulejos, pero estamos trabajando para poder aplicar otro tipo de formulación sobre distintas superficie. Estos avances son posibles por un trabajo interdisciplinario con otras instituciones como la CNEA y la UBA.
¿Podría describir brevemente algunos proyectos de nanomedicina que desarrollan?
Tenemos un proyecto con el grupo de Gabriel Rabinovich, investigador del CONICET en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME): estamos diseñando nanosistemas que funcionen para el tratamiento de tumores. Con nanotecnología se pueden generar nuevos vehículos inteligentes, que puedan encontrar un determinado tipo de célula patológica, reportar su presencia y, eventualmente, obedecer una orden externa para liberar dosis controladas de un fármaco sin afectar tejido sano circundante, por ejemplo.
¿En qué consiste el proyecto de desarrollo de “nanonarices ópticas”?
Estamos trabajando en una “nariz óptica” en la cual la información no se obtiene mediante un circuito electrónico, sino por medio de señales luminosas. Nuestros sensores se basan en materiales nanoporosos transparentes, que pueden atrapar determinado tipo de moléculas y dar una señal de color. Hemos demostrado el concepto de que podemos obtener este tipo de señales en películas delgadas planas, pero ahora trabajamos para incorporar esta capacidad a otro tipo de sistemas, como las guías de onda o fibras ópticas.
¿Qué desarrollos han patentado?
Algunos proyectos que realizamos ahora serán patentables por la solidez de resultados que estamos obteniendo. Una de nuestras patentes, que data de 2007, se refiere a la creación de una base que sirve para sensores ópticos. Asimismo, patentamos en colaboración con el CONICET, la CNEA y la UBA el desarrollo del recubrimiento poroso y de una nanotextura antibacteriana. Tenemos una tercera patente en este rubro para un método general de producción de partículas nanoporosas en una síntesis sustentable y “verde” (ver foto). Estamos recién comenzando, pero vemos que el conocimiento desarrollado genera tecnología, y eventualmente, puede generar riqueza para el país.