Así lo indica el doctor Eduardo Arzt, director del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA), dependiente del CONICET e Instituto Partner de la Sociedad Max Planck. Sus estudios permitieron desarrollar un tratamiento para un tipo de tumor de la hipófisis en perros, y ahora se está evaluando en un ensayo clínico en el Hospital Durand.
(07-06-2017 / Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Sus proyectos de investigación dieron lugar a un tratamiento que se emplea en todo el mundo para curar en perros la enfermedad de Cushing, un tipo de tumor de la hipófisis. Y ahora, se lo está probando en el Hospital Durand para ver si también puede ser efectivo en pacientes humanos.
Se trata del doctor Eduardo Arzt, director del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA), dependiente del CONICET e instituto “partner” de la Sociedad Max Planck de Alemania, para quien “la ciencia básica es un paso clave para curar muchas enfermedades”.
Ganador de numerosas distinciones, como la Cruz de Oficial de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania (2011), el Premio “Bernardo Houssay” (2003), el premio Bunge y Born (2008) y el premio de la Academia Mundial de Ciencias (2016), Arzt dialogó con la Agencia CyTA-Leloir durante un seminario Cardini que dictó en el Instituto Leloir.
¿Cuáles son las principales líneas de investigación de su laboratorio?
Identificamos genes y otros mecanismos que desempeñan un rol crucial en el desarrollo de distintos tumores, como neuroendocrinos, renales, pancreáticos y adrenales. El objetivo es que los nuevos conocimientos puedan traducirse en terapias eficaces.
¿Ustedes apuntan a “envejecer” a las células que pueden transformarse en malignas?
Es una estrategia terapéutica que se nos ocurrió en base a ciertos antecedentes científicos: producir la senescencia o “envejecimiento” de las células potencialmente cancerígenas de la hipófisis. De este modo no pueden replicarse y producir metástasis. Fue así que logramos determinar que ese proceso de “debilitamiento” se puede lograr a través de la producción de un tipo de glucoproteína llamada interleukina 6 (L6).
Hace justo diez años, usted lideró un trabajo publicado en la prestigiosa revista CELL que llamó la atención de la comunidad científica. ¿Podría comentarlo?
Identificamos por primera vez un gen – llamado RSUME – que desempeña un rol crucial en diferentes procesos relacionados con el cáncer y cuya activación depende de los niveles de hipoxia (falta de oxígeno a nivel celular). Tiene una alta actividad en tumores de cerebelo, de riñón, de páncreas y de otros tejidos, por lo que podría ser un blanco interesante para terapias.
Sus trabajos en el laboratorio dieron pie a tratamientos concretos.
Así es. Nuestros estudios sirvieron para identificar una sustancia, el ácido retinoico, que resultó eficaz para el tratamiento de la enfermedad de Cushing en perros. Estos ensayos clínicos se llevaron a cabo junto con la Facultad de Veterinaria de la UBA. Existe un gen, BMP4, que estimula procesos tumorales en diferentes tipos de cáncer, pero en el síndrome de Cushing hace todo lo contrario: es inhibitorio. Y nosotros vimos que el ácido retinoico regula factores de transcripción del gen BMP4. De este modo, esa sustancia puede ser terapéutica: al activar ese gen, reduce ese tipo de tumor.
¿Podría funcionar ese enfoque en pacientes humanos?
Queremos saberlo. Para ello está comenzando un ensayo clínico con pacientes del Hospital Durand que cuenta con apoyo de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que depende del Ministerio de Ciencia Esta patología es más frecuente en las mujeres y algunos de sus síntomas son obesidad, alteraciones menstruales, hipertensión arterial e hirsutismo (crecimiento excesivo de vello). La idea es que pueda recurrirse a este tratamiento cuando la cirugía no tuvo resultados positivos.