Científicas de Rosario dilucidaron el mecanismo de transducción de la señal lumínica, es decir cómo el importante patógeno humano Acinetobacter baumannii percibe y responde a la luz. Este conocimiento podría aprovecharse con fines terapéuticos ya que la luz produce efectos globales en la fisiología de la bacteria.
(Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. La bacteria Acinetobacter baumannii suele ser muy resistente a los antibióticos y ocasiona infecciones intrahospitalarias. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la caracterizó en 2017 como uno de los patógenos hospitalarios más críticos. Ahora, un equipo de científicos de Rosario sugiere que, como en el mito cinematográfico de Drácula, la luz podría funcionar como un arma efectiva para controlarla.
“Varios de nuestros estudios han demostrado que la luz ejerce efectos globales sobre la fisiología de este patógeno a través del fotorreceptor BlsA, influyendo sobre su nivel de virulencia, tolerancia a antibióticos, persistencia en el ambiente y otros factores”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Alejandra Mussi, jefa de grupo en el Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI), dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de Rosario.
“Por esta razón, queremos determinar si la manipulación de recursos lumínicos podrían tener algunas aplicaciones terapéuticas o de prevención”, anticipó.
Investigaciones previas lideradas por Mussi demostraron que variaciones de luz regulan tanto el movimiento como la formación de biopelículas de Acinetobacter baumannii y otros patógenos que crecen sobre superficies, factores que contribuyen a su persistencia en el ambiente; así como el metabolismo y virulencia, tal vez también en las células que infectan.
Ahora, tal como describe la revista “Scientific Reports”, Mussi, Marisel Tuttobene, también del CEFOBI, y Pamela Cribb, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IRB-CONICET), explicaron cómo la luz a través de BlsA, desencadena una serie de respuestas que modulan la capacidad de la bacteria de superar la deficiencia de hierro que necesita para vivir y replicarse.
BlsA ayudaría a incrementar su captación mediante la producción de unos sistemas específicos llamados “sideróforos”. “Observamos que a temperaturas moderadas y en oscuridad, la proteína BlsA interacciona y antagoniza el funcionamiento del represor transcripcional Fur, ubicuo en bacterias Gram-negativas e involucrado en la homeostasis del hierro, permitiendo que la bacteria consiga hierro por sus propios medios. Pero cuando los niveles de luz y temperatura aumentan, la captación de ese nutriente se ve interferida”, indicó Mussi.
En Acinetobacter baumannii, la modulación por luz no tendría una influencia directa en las infecciones sistémicas en humanos, sino probablemente en aquellas localizadas en heridas de la piel y también en la persistencia de la bacteria en el ambiente, afirmó Mussi. En este contexto, en colaboración con el doctor Lautaro Diacovich del IBR-CONICET, Mussi y su tesista Estefanía Pavesi están evaluando esa hipótesis en ensayos de infecciones en células epiteliales. También señaló que sería bueno comprobar si regular los niveles de luz podría reducir la presencia del microorganismo en pisos, paredes, dispositivos médicos y otras superficies de hospitales.