Por su trayectoria y el impacto de sus investigaciones, el doctor Fernando Pitossi, director del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso de la Fundación Instituto Leloir (FIL), fue designado nuevo miembro de la prestigiosa red internacional de investigadores. Es el tercer científico argentino que recibe esa distinción.
(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. La prestigiosa Organización Europea de Biología Molecular (EMBO, según sus siglas en inglés), integrada por 1800 destacados científicos de Europa y del resto del mundo y en cuya lista figuran 88 premios Nobel, designó como nuevo miembro al doctor Fernando Pitossi, director del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso de la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigador principal del CONICET. Es el tercer científico argentino en ser incorporado a esa red internacional de investigadores.
“La incorporación a EMBO constituye un gratificante reconocimiento a mi carrera y además abre la posibilidad de establecer vínculos de cooperación con colegas para impulsar los proyectos que lidero en el campo de las neurociencias. Con los integrantes de mi grupo realizamos investigaciones que tienen como objetivo general aportar información para el diseño de terapias protectoras o regenerativas para enfermedades neurodegenerativas como el mal de Parkinson o la esclerosis múltiple, para las cuales no hay tratamientos o éstos no son del todo eficaces.”, afirma Pitossi, quien también es único miembro latinoamericano de la comisión de políticas en células madre de la Sociedad Internacional para la Investigación en Células Madre (ISSCR, según sus siglas en inglés) e integrante de la Comisión sobre Terapias Celulares y Medicina Regenerativa de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.
“Ninguna carrera científica es un mérito únicamente personal. Por eso quisiera agradecer a todas las personas que han colaborado en estos 31 años de carrera científica, en especial a los miembros actuales y previos de nuestro grupo de trabajo, a la UBA, a CONICET, a la FIL, a la Fundación René Barón y a las instituciones europeas que me han becado durante los 10 años de formación en el exterior”, afirmó Pitossi, bioquímico egresado de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires y doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Albert Ludwig, en Friburgo, Alemania.
“Los miembros de EMBO son excelentes científicos que realizan investigaciones de vanguardia en todas las disciplinas de ciencias de la vida, desde modelos computacionales o análisis de moléculas individuales y mecánica celular hasta el estudio de sistemas de orden superior en desarrollo, neurociencia cognitiva y evolución”, señala la directora de EMBO, la doctora María Leptin, una doctora en inmunología que lidera grupos de investigación en el Instituto de Genética de la Universidad de Colonia y en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular, en Heidelberg, ambos en Alemania.
EMBO se fundó en 1964, se nutre de los aportes de 14 países, posee un campus propio con estatus de embajada en Heidelberg y es ejemplo indiscutido de excelencia en investigación científica en el mundo.
Este año, EMBO designó 56 nuevos miembros: 48 residen en alguno de los 17 estados miembros de la Conferencia Europea de Biología Molecular (EMBC), y los 8 restantes trabajan en Argentina, Australia, Japón, Singapur y Estados Unidos.
Pitossi es el tercer científico argentino en incorporarse a esta red internacional. Los anteriores fueron otros dos investigadores del CONICET: los doctores Alfredo Cáceres, director del Instituto de Investigación Médica Mercedes y Martín Ferreyra (INIMEC), en Córdoba; y Alberto Kornblihtt, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE), que depende de la UBA y del CONICET.
“Es contrastante percibir como la ciencia argentina es premiada y reconocida una y otra vez en el exterior pero en Argentina se ha dejado de apoyarla como política de estado”, afirma Pitossi. Y agrega: “La fuerte reducción en el financiamiento del sistema científico es un problema grave en este momento que también repercute en temas más intangibles como la poca perspectiva de futuro para los jóvenes, lo cual está minando su interés en la investigación científica. Estos jóvenes van a ser muy importantes para ayudar a solucionar los problemas del país en el futuro y lamentablemente, si continúa la política actual, esos recursos humanos no se van a desarrollar o estarán trabajando en otros países”.
Asimismo el investigador destaca que “los países desarrollados comprobaron que la ciencia y la tecnología son motores muy importantes de crecimiento económico y bienestar de la población. Por eso es grave el daño que se le está haciendo al país al desfinanciar al sector científico.”
Enfermedades neurodegenerativas
El laboratorio de Pitossi realiza investigaciones que tienen como objetivo general aportar información para el diseño de terapias protectoras o regenerativas para enfermedades como la enfermedad de Parkinson, una patología de muerte neuronal progresiva que afecta al 1% de la población mayor a 65 años.
“Estudiamos el rol de la inflamación (un proceso asociado a respuestas del sistema inmune) en la enfermedad de Parkinson para identificar nuevos blancos terapéuticos que sean la base de terapias protectoras contra esta dolencia”, explica el científico del Instituto Leloir.
Varios de sus estudios demostraron que la inflamación puede provocar muerte neuronal y síntomas de esa patología y de la esclerosis múltiple. En esta misma línea, el laboratorio de Pitossi ha desarrollado cinco modelos animales de Parkinson a partir de la modulación de moléculas del sistema inmune denominadas citoquinas. “Nuestro objetivo es identificar moléculas que sean mediadores comunes a los efectos tóxicos de las citoquinas y que podrían convertirse en futuros blancos terapéuticos contra esa condición”, indica.
Asimismo, el grupo de Pitossi ha desarrollado y utiliza la tecnología de reprogramación celular para el estudio de enfermedades neurológicas y para posibles futuras terapias regenerativas. Esta tecnología de reprogramación celular, cuya creación le valió el premio Nobel en Medicina o Fisiología a Shinya Yamanaka en 2012, permite obtener neuronas y muchos de los 200 tipos de células del organismo a partir de una muestra de sangre humana. “Las neuronas así obtenidas pueden servir para investigar las causas por las cuales las neuronas de un paciente con Parkinson u otra enfermedad son afectadas, y, con esa información, sería posible diseñar nuevas terapias que corrijan los defectos encontrados”, explica el investigador argentino.
El laboratorio de Pitossi se halla aplicando la tecnología de Yamanaka para el estudio de pacientes con epilepsia y mal de Huntington. El objetivo futuro es generar neuronas que puedan ser trasplantadas en los pacientes como base de terapias regenerativas en distintas condiciones neurológicas. Por ejemplo, en Japón se halla en curso un ensayo clínico para probar si esta estrategia es eficaz y segura en pacientes con el mal de Parkinson. Y el propio laboratorio de Pitossi ha comenzado a desarrollar recientemente una terapia similar en colaboración con un grupo de San Francisco, en Estados Unidos, aunque “por ahora estamos en la fase de testeo en animales”, puntualiza el científico.
Otro proyecto en curso, liderado por Pitossi, es la generación de un “haplobanco” o banco de células madre reprogramadas de grado clínico compatibles con la población de nuestro país. Ya que las células madre reprogramadas pueden servir para la generación de muchos de los 200 tipos de células que componen nuestro cuerpo, se prevé que sirva de base celular para futuras terapias regenerativas en Argentina. Esta iniciativa se halla coordinada a nivel internacional con otros seis países para estandarizar la obtención de estas células con grado clínico y con el INCUCAI.
En esta línea, Pitossi trabaja de manera comprometida en comisiones nacionales e internacionales que regulan la investigación con células madre y participa en la difusión de campañas para que pacientes con distintas patologías no se expongan a tratamientos con ese tipo de células que hasta la fecha no han sido aprobados.